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Críticas de CODY JARRET
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Críticas 25
Críticas ordenadas por utilidad
8
11 de septiembre de 2011
15 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película francesa que me ha atrapado desde el primer fotograma hasta el último.

El film comienza a ritmo discotequero, donde la cámara se deja seducir por el movimiento de una niña de apenas 11 años, que al son de la música, ataviada y pintada como una mujer, ya nos indica que quizás no esté en el mejor lugar para crecer en lo que llamamos una infancia normal. Y digo quizás porque no sabría decir que es una infancia normal, condicionada por el lugar, el ambiente, la época.

Ambientada en París en la segunda mitad de los 70, la película se mueve a caballo entre un bar-pensión de clase trabajadora, donde nuestra protagonista Stella he tenido acceso al mundo de los adultos, y la escuela que se presentará como una oportunidad.

En el bar, regentado por sus padres, está acostumbrada a un mundo que por edad no le debería corresponder: alcohol, sexo, discusiones, todo de forma testimonial, pero que no puede evitar, es su vida, y de alguna manera es tratada como una adulta más. Y todas estas vivencias prematuras que la dotan de una coraza de indolencia, donde parece que la inocencia fue perdida, hace que cuando acuda a un colegio de cierto nivel, sepa defenderse sola y en ocasiones actuar de forma violenta, pero también, tras un periodo de desinterés, le provoca la curiosidad, la necesidad de conocer palabras, de escuchar, de aprender, y todo ello gracias a Gladys, la mejor estudiante de la clase, con la cual entabla amistad.

La directora Sylvie Verheyde ha sabido transmitirnos a la perfección ese mundo entre la infancia y el inicio de la adolescencia, donde no encuentras tu sitio en ningún sitio; ni en tu casa, ni en el colegio, pero que observando, escuchando, con paciencia, acaba llegando, sin dejar de lado los golpes que la vida te va dando. Sin duda bebe de “Los 400 golpes” de Truffaut, donde Antoine Doinel buscaba un mar que parecía más un paredón ( me encanta la película y la canción de Aute ), y no puede faltar la escena en la cual Stella corre por las calles y la cámara le sigue en paralelo. Pero aquí parece haber más esperanza, una oportunidad en el aprendizaje, en la educación, eso que ciertos políticos quieren quitarnos, con recortes y pidiendo esfuerzos a profesores que ya han hecho un sobreesfuerzo previo, siempre. Sin duda estos recortes con el tiempo salen caros, queremos ilusión, nos sobra Esperanza. El final de “Los 400 golpes” era desolador, como un puñetazo en el estomago, aunque ya sabemos que el personaje también salió a flote, como pudo, en otras 5 películas.

Continua en spoiler por demasiado larga, sin desvelar nada
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
CODY JARRET
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8
15 de junio de 2011
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuarta película del director coreano Bong Joon-ho que lo confirma como uno de los realizadores más interesantes con los que podemos toparnos hoy día.

Mantiene la mezcolanza de géneros: thriller, drama, denuncia social y humor entre lo absurdo, surrealista y negro. Thriller: la investigación de un asesinato, en esta caso por parte de una madre y no de la policía. Drama familiar: entre esa madre abnegada y protectora hacia con un hijo un tanto retrasado ( cuidado con esta palabra ). Denuncia o crítica social: la mezcla entre oriente y occidente, la diferencia la da el dinero, todo se sabe o se desvirtúa en las pequeñas localidades rurales. Humor: el atrevimiento a introducirlo en situaciones comprometidas, la reproducción del crimen, que a veces descolocan y es difícil clasificar.

Como en “Memories of Murder”, para mí obra maestra absoluta y hasta ahora su mejor trabajo, nos encontramos con un thriller donde hay que resolver un asesinato, pero si allí los asesinatos eran por parte de un asesino en serie y la investigación corría a cargo de unos policías con unas técnicas dispares y discutibles, aquí la investigación corre a cargo, en casi su totalidad, de una madre con la ayuda puntual de un estafador de poca monta y amigo de su hijo.

En cierta manera, es una de esas películas de las llamadas circulares, donde el principio y el final son básicamente el mismo pero con significado distinto. Al inicio del metraje nos encontramos con una mujer de unos 60 años, que se acerca a través del campo hacia la cámara, desorientada, se para, con rostro ido comienza a bailar abstrayéndose no sabemos de qué, con una banda sonora poderosa y hermosa, y todo ello nos descoloca. ¿ Qué nos van a contar ?, ¿ de qué va esto ??.

Continúa en spoiler
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
CODY JARRET
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7
9 de diciembre de 2011
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y puede que sea verdad. No hay que hacer nada para morir, puede llegar en cualquier momento, de repente, tras una larga agonía, plácida o violentamente, de mil y una manera, pero siempre llega, queramos o no, y por desgracia es lo único que nos hace iguales, ni leyes ni derechos. Ahora bien eso del amor, es otra cosa, queramos o no, puede llegar o no, confundirse o no, la muerte es inconfundible. Unos se suben al tren nada más dejar el anterior, no sé si esto es amor o miedo a la soledad, otros no pasan del andén, miedo a uno mismo, y en medio tantos tipos de viajeros como medios de desplazamiento, pero el viaje siempre es complicado.

Gus Van Sant, en su último trabajo, nos entrega una película de morbosidad entrañable, tierna y algo mágica si se quiere, pero en ningún caso lacrimógena, donde como ya he adelantado más arriba, hay 2 temas entrelazados, amor y muerte. A través de la muerte, 2 personajes se conocen, uno ha sido golpeado por la parca, y la otra tiene una cita con ella en unos 3 meses. En 3 meses se pueden hacer muchas cosas, desde enamorarse hasta aprender a tocar el xilófono. El chico, no acepta la tragedia, la chica, no le queda otra, y durante esa corta espera, se condensa un amor como cualquier otro. Él acude a funerales ajenos, quizá por no haber podido asistir al inesperado, mientras pasa el rato con un fantasma japonés y kamikaze de la segunda guerra mundial, y ella como naturalista o coleccionista de bichos raros, amante de Darwin, lee libros de ornitología, dibuja pájaros, esos pájaros que creen que cada noche van a morir, pero que al despuntar el sol, cantan de alegría por otro rayo de luz. Y en uno de estos funerales se conocerán, se enamorarán y se ayudarán. No faltan los toques de humor negro y algo retorcido, y se agradece, ya que no es una historia trágica al uso, sino complaciente con lo que nos espera.

Él es Henry Hopper, hijo de Dennis Hopper al cual está dedicada la película, y realiza una más que digna interpretación, y ella es Mia Wasikowska, la última Jane Eyre, nuevamente maravillosa, frágil y casi etérea.

Cierta crítica especializada ha tachado a Restless de cursi, espantosa, ridícula, yo no lo veo así, me ha parecido una buena película, casi un cuento con ribetes de irrealismo mágico, quizá por que uno está en uno de esos días en que necesita olvidarse de primas de riesgo, de vecinas del quinto, de apóstoles del pasado y que en cualquier momento, aunque sea en un funeral, puede saltar la chispa de la vida, y no me refiero a la coca cola, aunque como a esta, también acabe por írsele el gas.

Me hubiera gustado llevarte a las Galápagos
CODY JARRET
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7
4 de diciembre de 2011
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno se enamora de quien debe o no porque no se es consciente de ello, así son los sentimientos. Si nos parásemos a pensarlo, seguro que no lo haríamos, acarrea demasiadas tensiones. Aunque por otra parte, como hablar de deber o no sobre la inconsciencia. Si esto lo analizase la mente metódica y física de Sheldon, ese personaje friki y entrañable de la serie “Big Bang”, lo explicaría bajo el prisma de la ciencia no teniendo cabida ningún atisbo de romanticismo. Yo prefiero pensar en una mezcla desigual entre física-química y ese estar en una nube, de un blanco algodonado o gris tormentoso, esto del amor tiene sus fases, que os voy a contar.

La nueva versión de Jane Eyre es digna de anteriores adaptaciones, tiene un metraje de 2 horas exactas que pasan volando, en la cual a través de flashbacks nos cuenta la archiconocida historia de este personaje literario, que no voy a relatar aquí y ahora. Solo decir que toca de soslayo el misterio, el suspense y el secreto de Rochester, solo como elemento desencadenante de los acontecimientos finales, para centrarse en las pulsiones que surgen y las barreras que nos encontramos, ya sean sociales, convencionales, o las más importantes, las que nos imponemos nosotros mismos.

Destacar los siguientes aspectos. La música: una música de cuerda donde el violín acaricia y rasga el alma en los momentos más intensos consiguiendo precipitar un agradable escalofrío que va más allá del corporal. La iluminación: la utilización de las velas a lo Kubrick en "Barry Lindon" impregna a la película de una calidez pulsante, y aunque predomina la oscuridad, no por ello es una película excesivamente gótica. Mia Wasikowska y Michael Fassbender: ella tiene esa belleza pictórica victoriana, si se me permite esta expresión, dotando a Jane Eyre de una mezcla entre fragilidad corporal y fortaleza de carácter y mente, simplemente soberbia. Mientras que el actor de moda, que enamora allá por donde pasa, desde script culpables hasta a Woodymaníacas, ellas saben de que hablo, tiene ese punto rudo, canalla y atormentado pero honesto y atado a las cadenas que te impone la vida. La escena entre ambos en la que se declaran su amor, es impagable.

Lo único achacable al film desde la perspectiva cinéfaga de quien os habla, es que peca de cierto apresuramiento en los acontecimientos, no se toma su tiempo para el enamoramiento, no existe esa cocción a fuego lento que deja ese regusto perdurable, no es "Lo que queda del día" una historia que lleva su tiempo, o "Los puentes de Madison” un breve e intenso encuentro, pero ambas son un ejemplo de lo que aquí se carece: apasionado proceso de enamoramiento.

Castramos nuestros sentimientos, los autocensuramos, ya sea por miedo, inseguridad, rechazo, la falsa o no debilidad que puede provocar mostrarlos y un sinfín de convencionalismos sociales y culturales, que si nos despojásemos de ellos seguro seríamos menos frustrados y más felices.

- Es un placer deberle la vida
- No me debe nada
CODY JARRET
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7
26 de junio de 2011
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comedia de las llamadas menores, agradable visionado y buen ritmo.

Quizá el cartel, así como el texto publicitario “un argentino y un chino unidos por una vaca que cayó del cielo”, pueda llevarnos a pensar que estamos ante una película extravagante y disparatada, y nada más lejos de la realidad.

Nos encontramos con una comedia bondadosa a pesar de estar protagonizada por un ermitaño, huraño, insociable, misántropo, desconfiado, meticuloso, malhumorado y rutinario cincuentón, que pasa su vida entre la ferretería que regenta y su casa. En la ferretería no soporta que el proveedor le racanee pequeñas cantidades de tornillos o tuercas, ni a los clientes tan precisos como el mismo. Y en casa dedica gran parte de su tiempo a la lectura y colección de sucesos rocambolescos donde el azar trae consecuencias desastrosas. A través de estos incidentes, se evade de su monótona vida protagonizándolos al estilo, y ahora sí va más con la publicidad, Jeunet, el delirante director Frances de “Amelie” o “Delicatessen” y de la ahora en cartel y flojita “Micmacs”. Pero obviando estos 2 o 3 pequeños episodios, el resto del film, toma un carácter costumbrista marcado por la comedia y algunos toques dramáticos.

La rutina se rompe cuando por casualidad se encuentra con un chino al que, a regañadientes, va ayudando casi de continuo y entramos en ese subgénero cinematográfico de las extrañas parejas. La química entre Darín (sin palabras, se acaban los calificativos para este descomunal actor ) y el actor chino es perfecta. Tenemos el problema evidente del idioma, ninguno entiende ni palabra del otro, pero se van entendiendo y ayudando mutuamente dentro de un plazo límite, ya que Darín quiere volver cuanto antes a esos hábitos que le protegen y no le hacen sufrir, ni vivir. Darín le ayudará a encontrar un familiar, encontrándose con los problemas de la burocracia, ya sea argentina o de la embajada china, con cierta crítica a la corrupción y vaguería de los funcionarios. Y el chino va humanizando a Darín, le hace aflorar ese buen corazón, como no podía ser de otra manera, que lleva dentro, pero sin abandonar su carácter.

Tenemos otros 2 personajes, pequeños, pero de gran importancia. La chica enamorada de Darín, y el repartidor de comida china. Ella hace lo imposible por llamar la atención del ferretero, pero no hay manera, él no sabe, no puede, no quiere. Y el repartidor realizando la labor de interprete, hace que la extraña pareja se vean identificados en el drama consecuencia de la fatal casualidad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
CODY JARRET
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