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España España · Barcelona
Críticas de Sémele
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Críticas 223
Críticas ordenadas por utilidad
8
22 de mayo de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Curioso y estimulante thriller terrorífico con unos brillantes toques de comedia que esconde no poca mala hostia en cuanto a denunciar el imperante racismo de la sociedad actual, dando una visión que va mucho más allá del puro entretenimiento.

Para empezar "Déjame salir" trata al espectador como si fuera una cabeza pensante introduciéndole en el desconcertante mundo de la familia de Rose, a través de los ojos de Chris (excelente Daniel Kaluuya). Asistimos así a los cada vez más intrigantes actos de los padres de la chica, así como otros amigos y vecinos, intuyendo que algo raro (y soterrado) está pasando ahí.

Jordan Peele construye un efectivo thriller de terror donde lo increíble se funde con una adormecida rutina que suena cada vez más escalofriante. Hay sorpresas que funcionan como una bomba de relojería y hay dosis de humor (protagonizadas por Chris y su mejor amigo) que vienen servidas por unos diálogos que te hacen reír nerviosamente.

Genialmente fotografiada y rodada, estilizada y con un colorido ocre que contrasta con la historia tan negra que se está contado, la película es notable, muy disfrutable, y perfectamente resuelta con un final de altura. Los actores que dan vida a los padres de Rose (Catherine Keener y Bradley Whitford) apuestan por dos interpretaciones contenidas, lo que todavía incrementa esa sensación de desasosiego que atenaza al protagonista.

Una propuesta inteligente que demuestra que no se ha dicho todo en los thrillers de terror.
Sémele
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8
3 de enero de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Divertida y disfrutable comedia romántica, protagonizada por unos geniales Billy Crystal y Meg Ryan.

La agridulce, e ingeniosa, comedia romántica que nos ocupa tiene un punto de partida prometedor: dos jóvenes estudiantes, Harry y Sally, de 21 años, emprenden un viaje de 18 horas rumbo a Nueva York. No se conocen más que por simples referencias (Harry sale con una amiga de Sally), pero comparten unas reflexiones que ponen de manifiesto sus dispares puntos de vista en cuanto a las relaciones románticas. Harry opina que un hombre no puede ser amigo de una mujer a la que considera atractiva, mientras que Sally cree que sí.

La premisa está servida. Una guerra de sexos ingeniosa y mordaz, con unos diálogos divertidos, de la mano de dos personajes que trascienden en varios momentos memorables. La evolución de Harry y Sally, a los que seguimos en varios momentos de sus vidas (a los 21 años, a los 26 y a los 31), se hace palpable a medida que el rumbo de sus vidas va llevándoles por distintas experiencias.

Sally, con una Meg Ryan con ángel, es una chica con las ideas claras, maniática y divertida, que trata de encontrar su lugar. Harry, con un acertado Billy Crystal, es un chico algo rudo, excesivamente sincero y locuaz, al que le cuesta hallar el rumbo de su vida. La vida va dando vueltas y va cambiándoles. Sin embargo, sus encuentros y desencuentros, intercalados con simpáticos parlamentos de parejas "anónimas", no dejan de caer en gracia, poniendo de manifiesto lo bobos, vulnerables y indecisos que son en realidad.

Rob Reiner construye una comedia divertida, que se recuerda tanto por las buenas interpretaciones de sus protagonistas, como por ciertos momentos que forman parte ya de la historia del cine, como la escena en la que Sally (Meg Ryan) finge un orgasmo en una cafetería para demostrar a un sorprendido Harry (Billy Crystal), que las mujeres con las que se acuesta pueden engañarle en ese sentido. Tronchante.
Sémele
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6
22 de diciembre de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante thriller policial, y judicial, firmado por el interesante director Sidney Lumet y protagonizado por Andy García en el cénit de su carrera.

García es Sean Casey, un policía metido a abogado que es fichado por el fiscal del distrito para que logre empapelar en un juicio a un capo de la droga en Nueva York. A priori parece un caso fácil, pero poco a poco aparecen nuevos elementos que hacen prever que algunos policías podrían estar involucrados.

La cinta empieza bien, aunque tiene cierto aire a telefilme. Lumet tiene buena mano para las tramas en las cuales un individuo íntegro trata de mantenerse limpio en un ambiente viciado por la corrupción. También es interesante como se va acercando al meollo y poniendo las cartas sobre la mesa, aunque las sorpresas las hueles desde hace un buen rato.

Me gustaron más los actores secundarios que el principal. Con ello, no quiero decir que García lo haga mal, está bastante bien... Sin embargo, en ciertos momentos, se le nota falto de recursos, lo que le lleva a la sobreactuación. Lamentablemente, este hecho lastra un poco su actuación. Por ejemplo, cuando se pone a abroncar a uno de los personajes, irasciblemente, perdiendo la partida ante este gran secundario (no diré su nombre para no desvelar nada) que resulta mucho más creíble y digno en ese momento.

Entre los secundarios destaco a Richard Dreyfuss, Ian Holm y James Gandolfini, que están estupendos como suele ser habitual en ellos. Y como nota discordante: la poca cancha que le dan a Lena Olin, el interés romántico de Casey, que es poco más que un ornamento... Tal vez debieran tener un poco más de profundidad, dado que es el único personaje femenino.

En resumen, es un buen policiaco, se deja ver, aunque no lo situaría entre lo mejor de Lumet.
Sémele
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6
18 de octubre de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buen relato histórico que se presenta como la crónica de la cruenta guerra entre los cristeros (partidarios de practicar la fe católica en libertad) y el gobierno mexicano (ateo), entre los años 1926 y 1929.

Me tendréis que perdonar pero no conocía los hechos históricos, por tanto, no puedo valorar hasta qué punto la película es fiel a los hechos reales. Sí, veo, no obstante, que hay cierta tendencia a mostrar al gobierno, representado por el presidente Calles (Rubén Blades), y a los soldados a sus órdenes, como unos rompepelotas de aúpa, irrespetuosos y manipuladores. Total: que te caen mal de buenas a primeras.

A ver, no seré yo quién defienda a los gobiernos en general y a los gobernantes en particular, pero creo que flaco favor le hacen a una película que se autoproclama como crónica, retratándoles así. Podían, por lo menos, acercarnos a ellos, explicarnos un poco sus razones, aunque, en el fondo, podamos no compartirlas. Parece que se levanten un día de la cama y digan, ¡Hala! Vamos a tocarles las narices a estos fervientes creyentes.

Partiendo de mi convencimiento de que no creo que se deba morir por ningún idealismo, y de que, en nombre de la religión, que pregona la paz y el entendimiento entre los pueblos, se han cometido atrocidades desde los inicios de los tiempos (y se siguen cometiendo), me dispongo a valorar esta película en sus méritos simplemente cinematográficos.

Dicho esto: la película me ha parecido interesante.

Al ser una coproducción, rodada en inglés, con actores de dispares nacionalidades, entramos en el discutible campo de sí debiera ser hablada en español, para ajustarse a los hechos narrados con el máximo rigor. Pero el cine es entretenimiento, al fin y al cabo. Y se necesita capital para rodar cualquier película, así que, mejor ceñirse a lo que es.

Al ser coral, vemos diferentes frentes y, aunque, es partidista, como ya he explicado, funciona bien en su intento de narrar una historia de personajes en medio de un enfrentamiento armado, sin olvidarse de que cada uno tenga en algún momento su cancha en la historia, transformándola en una peli algo larga, unas dos horas y 45 minutos. Las escenas de batalla, los enfrentamientos, están rodadas con eficacia, es decir, no será Spielberg (con su desembarco en Normandía), pero dan el pego en todo momento.

Nada en ella es original, pero conjuga bien los elementos de los que dispone. Predispone al espectador, en una especie de prólogo, en el momento previo a la rebelión, justo en la calma antes de la tormenta. Vemos la cotidianidad de la "buena gente", buenos católicos, que ven perturbada su paz por una ley anticlerical del gobierno liberal y revolucionario (otra vez unos tan buenos y otros tan malos), y deciden tomar cartas en el asunto.

Los actores están bastante bien.

Me gustó Andy García, en el papel del general retirado Enrique Gorostieta, ateo para más señas, que se involucra en la causa de los Cristeros. Es un papel secundario (de hecho, es cuando mejor está el actor) y da el pego como "director orquestra". Me gustó su cara a cara con un actor que me encanta, Oscar Isaac, en la piel de Victoriano "El Catorce" Ramiro, una especie de llanero solitario, que llega con sus propios hombres y sus propias reglas. En el duelo, creo que sale vencedor este último, al menos su personaje me mola bastante más.

Luego está el chaval, José (Mauricio Kuri), que empieza lanzando huevos a la cabeza del cura de su pueblo (Peter O'Toole, en un breve y significativo papel) y acaba convirtiéndose en el símbolo de los Cristeros, guardando para sí los momentos más duros y emocionantes de la película.

El nombrado Rubén Blades, Catalina Sandino Moreno y una anecdótica Eva Longoria, como la mujer del general Gorostieta, completan parte del reparto plagado de rostros latinos, desconocidos.

El final me parece un poco precipitado, como si ya no les alcanzara para más. Pero hay algunas partes, como los ratos en el campamento, que, creo, podrían ser cortados o abreviados sin que la película se resintiera para nada. Y así haber rodado una conclusión menos confusa, más coherente con lo narrado.

En definitiva, es una propuesta interesante, que funciona bien en su cometido, si se le perdona cierta manipulación.
Sémele
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9
19 de agosto de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Espléndida adaptación de la novela de Patricia Highsmith, basada al parecer en una experiencia personal, bajo la batuta de Todd Haynes (Lejos del cielo) y con dos actrices en estado de gracia, Cate Blanchett y Rooney Mara.

Haynes demostró lo bien que se le daban los melodramas con la genial "Lejos del cielo", donde ahí el drama venía dado por el enamoramiento entre una ama de casa (Julianne Moore) y su jardinero negro en los años 50 (S.XX) en los EUA.

Este comentario viene al caso porque, a pesar de que se trata de una película distinta, tiene muchos puntos en común. Para empezar un amor imposible, enmedio de una sociedad encerrada en convencionalismos y en una moral perversa, que coharta nuestra libertad personal, anulándonos como seres humanos. También lo que entendemos como lucha ante una injustícia, y el dilema de todos los dilemas: seguir los dictados del corazón o continuar aferrándonos a lo que no nos define como individuos, pero es el camino que se ha trazado para nosotros...

Es tanta la singularidad de esta historia, tan rica en matices, que, en fin, no hay que más que sentarse a verla. Lejos en quedarnos en la anécdota de la relación sexual entre la madura Carol y la joven Therese, (como la de "Brokeback Mountain" en su día), lo importante es lo que hay detrás. La historia de estas dos mujeres de clases sociales distintas, pero con connexiones innegables, propone un revulsivo, una conquista, una escapada o un espejismo hacia eso que sería posible si, por una vez, nos atreviéramos a luchar por lo que realmente queremos y no lo que otros han decidido que queramos. Por supuesto, también habla del precio de la renuncia.

Lo que transmite "Carol" es una delicadeza aterciopelada, elegante, majestuosa. Una preciosa historia de amor con el detalle de estar protagonizada por dos mujeres, curiosamente dirigidas por un hombre. Las dos actrices están extraordinarias, merecedoras de los dos Oscar que se les escaparon (lástima lo retrógrados de algunos que no ven más allá de sus narices).

Cate Blanchett es una sofisticada mujer de mediana edad, madre de una hija de 4 años y esposa en proceso de divorcio. Aquí está exquisita, sublime, con una honestidad brutal, bajo esa figura imponente. Es una actriz excelente.

Rooney Mara, simplemente genial. Tímida, dulce, introvertida... Su evolución, por influjo de Carol, es palpable y lo transmite con mucha sencillez. Sólo hay que ver los matices de su interpretación cuando está con sus amigos en la ficción o con Carol. Ambas son para una y la otra una salida necesaria para escapar de sus rutinas marcadas.

Lo dicho: Inolvidable.
Sémele
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