Es la segunda vez en pocos días que, después de 3 Bodas de Más, veo en el cine escenas explícitas relacionadas con la mierda. De las últimas comedias españolas (¡vaya cruz!) es ya lo mínimo que se espera; pero que salte el mal gusto y la sal gorda a las comedias americanas (¡con lo que han sido!), es que da pánico. Mira que se han hecho comedias inteligentes con buenos diálogos, donde se plantea la "guerra de los sexos" con gusto y simpatía por los personajes, pero ahora impera esta cosa a la española, también a la italiana, y ahora a la americana, es decir: hombres y mujeres tontos de remate, diálogos de besugos gesticulantes, saltimbanquis y tartamudos, pero correctísimos en cuanto a encefalograma moral, en ese aspecto pura rectitud, y si añades a un director dedicado a marear al espectador, y actrices-modelo que no saben lo que es una cámara, ah, y ese fulano de Juego de Tronos que parece resignado a los papeles más ingratos del mundo, en fin... Los dos o tres golpes de risa que tiene no justifican las casi dos horas de esta horterada.
Al menos, Cameron Diaz se lo pasa en grande y logra lucirse, como siempre.

Dentro del subgénero de cine independiente + musica alternativa, esta pequeña película deja un sabor agradable, sobre todo por el estilazo de Toni Collette, una maravillosa actriz, tan atractiva como minusvalorada. Thomas Haden Church también está muy gracioso; pero la cámara se enamora de la Collette, qué le vamos a hacer. En un papel anecdótico, sin tiempo para estropearla, aparece Johnny Depp, está bien no ponerlo en la ficha aquí arriba, pero a lo mejor hay quien lo echa en falta. En realidad es el tipo perseguido y que marca toda la odisea, porque una vez más se trata de una búsqueda, en este caso de un cantautor que diez años atrás se habría suicidado dejando desolada a su novia y toda una leyenda musical detrás de él, creciente al paso de los años. En la actualidad, su ex-novia, una crítica musical bohemia y con una vida amorosa algo caótica, recibe el encargo de escribir un artículo, ya que circula la idea de que en realidad sigue vivo.
Lo principal aquí es el retrato de unos personajes ya maduros, desorientados y algo infantiles, que una vez más están "de paso" porque no dan con la persona "adecuada". Hasta que se bajan las barreras, a menudo inventadas, que impedían llegar hasta ellos.

He venido a ver esta película después del remake de Takashi Miike (de la que he visto la versión extendida), sobre todo para comprobar las diferencias. Era previsible que los aspectos sexuales y grotescos, más definidos en la del director actual, aquí brillen por su ausencia. Me ha sorprendido que la historia se sigue más fácilmente en esta versión y que tiene una planificación y una fotografía muy destacada, si bien los personajes están mejor perfilados en la de Miike. Las escenas de acción son menos espectaculares en la clásica, y mucho más breves; pero más realistas. La versión de Miike introduce dos personajes distintos, el asesino "13", que ya ha sido explicado como elemento fantástico y que resulta una aportación sugerente, y el de la mujer mutilada, en mi opinión innecesario y excesivo. Esta versión clásica es eso, clásica, con su narrador en off y el típico envaramiento en los personajes; la moderna es violenta y más irónica. El Calígula objeto de la conspiración aquí es un gobernante cruel y despótico; en la de Miike es un perturbado y un sádico. Creo que vale la pena ver ambas películas; claramente está más cerca del gusto actual la versión de Miike, pero cada una, en su estilo y para su época, son notables.

Me he tragado hasta el último episodio de la primera temporada para poder decir: al fin, se acabó. Qué latazo de robots, de niños, de beatos y de planeta. No hay a qué agarrarse para mantener el interés por este engendro improvisado a vuela pluma, donde igual te sacan una serpiente voladora que un embarazo virtual que te programan o reprograman androides supercomplejos en un plis plas. No sé qué me irrita más si la religión tontaina, el feminismo a lo Netflix o la improvisación del guión. Creo que esto último, porque desde luego es imperdonable. La serie no ha acabado, pero sí para mí, en la segunda temporada seguirán comprobando qué se les ocurre y como en las malas novelas matarán y resucitarán a quien haga falta o harán buenos a los malos y viceversa cuantas veces les convenga para mantener una intriga que da más vueltas que un perro persiguiéndose el rabo.

En realidad no es accidental, sino obligada; pero el paralelismo con la película de Lawrence Kasdan o el libro de Anne Tyler es evidente. En los dos casos se trata de viajeros por obligación, y que odian por tanto los viajes, uno porque escribe guías de viaje, la otra porque es inspectora de hoteles de lujo. En ambos casos tenemos voces en off narrando sus interesantes impresiones de los hoteles y los viajes en general, y luego una vida al margen. Aquí empiezan las diferencias: lo que es profundo en la peli más antigua, y unos personajes definidos y coherentes, aquí se vuelve superficial y caprichoso. La inspectora se pasea por hoteles casi deshabitados "soportando" todo tipo de lujos, y cuando vuelve a su vida en Roma sigue ejerciendo de inspectora con sus allegados (la familia de su hermana y un antiguo novio, nada más). En realidad no lo es tanto, pero es lo que quiere "transmitir" la peli, que es una mujer mandona pero simpática; madura y algo desesperada pero interesante... En una de sus viajes conoce a otra mujer, feminista y solitaria, que la obnubila con su labia y su seguridad, haciéndola reevaluar su actitud ante la vida y cometer algún despropósito. Su aprendizaje final es algo limitado, pero a lo mejor es que a ciertas edades no se hacen ya grandes descubrimientos.
Una peli simpática y sencillita.