Desde Autopista hacia el cielo no habia visto una pelíccula de buen rollito cristiano y homilía machacona.

Se salvan algunas escenas de acción y algún gag gracioso, pero engeneral, huele a incienso y sacristía por los cuatro costado.

Los domingos por la mañana se iba a misa y por la tarde al cine. Con esta película te ahorras la misa y te quedas sin buen cine.

Hace 60 años Yazujiro Ozu realizó su película más famosa: Cuentos de Tokio. Una fábula sobre la familia, la soledad y el desarraigo entre la gran ciudad y el medio rural. Aunque lo pueda parecer no estamos ante una de Paco Martinez Soria ( La Ciudad no es para Mi, Abuelo Made in Spain), sino ante algo más dramático

Una pareja de ancianos se trasladan a Tokio para pasa unos días con sus hijos, pero estos están tan ocupados que no tienen tiempo, para dedicárselo, por lo que, lo que prometía ser unas felices vacaciones, se convierte en una carga para todos.

El mismo argumento actualizado es el que nos presenta ahora Yoji Yamada en este remake/homenaje a aquella obra maestra que, sin llegar al nivel de la original, se deja ver con agrado, y demuestra que el cine japonés actual también sabe acercarse a historias sencillas alejadas de monstruos tipo Godzilla y y de Yakuzas violentas.

Desde que George A. Romero rodara La Noche de los Muertos Vivientes, ya son muchas las veces que hemos visto a estos seres con expresión de yonquis fumaos, que solo piensan en morder al personal. Ya sean muertos salidos de la tumba o enfermos infectados de una extraña enfermedad. sin la elegancia del vampiro, ni el misterio del hombre lobo, llevan ya 50 años deambulando por las salas de cine. Ya sean Las pobres criaturas de Romero, los monstruos de Resident Evil, o el ejército de The Walking Dead, ya no asustan y solo dan risa.

¿Que nos aporta de nuevo Guerra Mundial Z? Pues aparte de que estos zómbis por fín han dejado su parsimonia congénita y han echado a correr a lo Usaín Bolt, y que según parece puede que el rubio protagonista (¿Que hace Brad Pitt en una de zómbis?) ha dado con una solución, poco más. Tenemos las mismas persecuciones, los mismos gritos y los mismos mordiscos de siempre.

¿Se ha notado que no me gustan los zombis?

Una comedia para llorar (o un drama para reír). así es esta película de sentimientos equívocos y equivocados de tres personajes que ocultan su soledad en la escritura.

Un padre y dos hijos en busca de la felicidad mientras esta aparece y se esfuma sin llegar a apasionar ni interesar.

Otra muestra más del género Acción de Gracias, donde los problemas familiares son los que ocupan la pantalla intentando que el espectador empatice con unos personajes que, como decía Clark Gable, "me importan un bledo".

El protagonista va a buscar a su hijo al colegio. Le roban el coche y lo secuestran. Y en vez de buscarlo se dedica a robar bancos y huir de la policía. Ya casi al final de la película, alguien se acuerda de que en el guión salía un niño, y deprisa y corriendo van a buscarlo.

Un black-splotion de nueva hornada, lleno de rap, coches, chicas guapas y pistolas apuntando en horizontal. Nada más y nada menos