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Ciencia ficción. Fantástico. Acción
En una sociedad futura, se arenga a los estudiantes para que se alisten en el ejército y se conviertan en ciudadanos. Johnny Rico se alista para seguir a su novia, pero acabará participando en una cruenta guerra contra los insectos del planeta Klendathu, tras la muerte de sus padres, a causa de un meteoro lanzado por esos insectos contra su ciudad natal. (FILMAFFINITY)
22 de enero de 2007
60 de 77 usuarios han encontrado esta crítica útil
El filme de Verhoeven está estructurado en dos partes: la preparación militar de los jóvenes alumnos; y el escenario ajeno y desolador de la guerra. Podría verse así como un remedo en clave de ficción científica de Full metal jacket.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
EL ADIESTRAMIENTO
En los primeros compases se muestra una sociedad terrícola sustentada en la fuerza de la violencia. No se habla de militarismo sino de ciudadanía. Ser ciudadano es imprescindible para tener opción de voto, para quedarse embarazada... Lo opuesto de ser ciudadano es ser civil. La ironía sobrevuela sobre este primer bloque del filme. Si lo que desea un guerrero con ansia de gloria es aplastar al enemigo como si fuera un insecto, ¿qué mejor enemigo que un planeta habitado por insectos? Todo ciudadano que alcanza cierta edad (si tiene esa suerte) ha sufrido alguna merma corporal de importancia: una mano, las piernas, la vista... pero, a cambio, recibe la admiración incondicional de los jóvenes. El futuro expuesto por Ed Neumeier y el propio Verhoeven se basa en la incorrección política y en la continua provocación:
- El despliegue de hombres y mujeres fuertes y atractivos, todos ajustados a un canon estético común, ¿no insinúa cierta selección artificial de los especímenes humanos?
- La manipulación del lenguaje, como llamar ciudadano al militar, o denominar “castigo administrativo” a un rosario de latigazos, son similares al indignante uso (y real) del término “daño colateral” para referirse a un civil fallecido.
- Que los protagonistas sean latinoamericanos, o que la academia de aire se llame “Tereskhova”, ¿no son bofetadas al espectador norteamericano, sobre todo si éste se llama Clinton o Bush?
EL FRENTE
Cuando los soldados desembarcan en el campo de batalla, la película abandona el retrato de la sociedad alelada y entra de lleno en la barbarie. Con magistral profesionalidad, Verhoeven rueda unos combates tan sangrientos que dejan a la altura del betún a las más famosas matanzas cinematográficas filmadas en serio que servidor pueda recordar (se ve que entre los santos de devoción de Verhoeven se encuentran San Peckinpah y San Fuller). No es baladí mencionar a los dos “santos” pues, además de la importancia de la violencia en sus filmes, ambos fueron pródigos en westerns y en cine bélico, géneros de los que se nutre en extremo este segundo bloque.
Sabido es que la guerra es violencia y es probable que mostrarla en toda su crudeza sea un efectivo modo de provocar la repulsa del que lo ve. Pero Verhoeven consigue algo muy preocupante: termina por diseñar las escaramuzas y los combates como juegos (como los juegos de guerra del adiestramiento) en los que consigue transmitir cierta fascinación por la violencia. Y ¿qué es el cine, sino el arte de transmitir ideas y emociones mediante imágenes? Y las imágenes de Starship troopers transmiten la idea de que quien esté mejor preparado para la guerra es el que sobrevivirá y que la guerra es algo divertido y gratificante si no es uno mismo el que muere, y que al que muere se le recordará como un héroe. Ya no hay ironía como al principio sino pura y dura exaltación del heroísmo.
En los primeros compases se muestra una sociedad terrícola sustentada en la fuerza de la violencia. No se habla de militarismo sino de ciudadanía. Ser ciudadano es imprescindible para tener opción de voto, para quedarse embarazada... Lo opuesto de ser ciudadano es ser civil. La ironía sobrevuela sobre este primer bloque del filme. Si lo que desea un guerrero con ansia de gloria es aplastar al enemigo como si fuera un insecto, ¿qué mejor enemigo que un planeta habitado por insectos? Todo ciudadano que alcanza cierta edad (si tiene esa suerte) ha sufrido alguna merma corporal de importancia: una mano, las piernas, la vista... pero, a cambio, recibe la admiración incondicional de los jóvenes. El futuro expuesto por Ed Neumeier y el propio Verhoeven se basa en la incorrección política y en la continua provocación:
- El despliegue de hombres y mujeres fuertes y atractivos, todos ajustados a un canon estético común, ¿no insinúa cierta selección artificial de los especímenes humanos?
- La manipulación del lenguaje, como llamar ciudadano al militar, o denominar “castigo administrativo” a un rosario de latigazos, son similares al indignante uso (y real) del término “daño colateral” para referirse a un civil fallecido.
- Que los protagonistas sean latinoamericanos, o que la academia de aire se llame “Tereskhova”, ¿no son bofetadas al espectador norteamericano, sobre todo si éste se llama Clinton o Bush?
EL FRENTE
Cuando los soldados desembarcan en el campo de batalla, la película abandona el retrato de la sociedad alelada y entra de lleno en la barbarie. Con magistral profesionalidad, Verhoeven rueda unos combates tan sangrientos que dejan a la altura del betún a las más famosas matanzas cinematográficas filmadas en serio que servidor pueda recordar (se ve que entre los santos de devoción de Verhoeven se encuentran San Peckinpah y San Fuller). No es baladí mencionar a los dos “santos” pues, además de la importancia de la violencia en sus filmes, ambos fueron pródigos en westerns y en cine bélico, géneros de los que se nutre en extremo este segundo bloque.
Sabido es que la guerra es violencia y es probable que mostrarla en toda su crudeza sea un efectivo modo de provocar la repulsa del que lo ve. Pero Verhoeven consigue algo muy preocupante: termina por diseñar las escaramuzas y los combates como juegos (como los juegos de guerra del adiestramiento) en los que consigue transmitir cierta fascinación por la violencia. Y ¿qué es el cine, sino el arte de transmitir ideas y emociones mediante imágenes? Y las imágenes de Starship troopers transmiten la idea de que quien esté mejor preparado para la guerra es el que sobrevivirá y que la guerra es algo divertido y gratificante si no es uno mismo el que muere, y que al que muere se le recordará como un héroe. Ya no hay ironía como al principio sino pura y dura exaltación del heroísmo.