Esta película no se la recomendaría a un amante del cine fantástico y de ciencia ficción muy purista porque es posible que al minuto 10 me quisiera quemar viva.
Sin embargo, la película es una joya procedente de Brasil de dos directores que no conocía (Julia Rojas y Marco Dutra) con una protagonista que se come la pantalla ella solita (Isabél Zuaa) y secundarios interesantes que nunca llegan a robarle el protagonismo.
Como buena amante de que el cine me sorprenda, no había leído nada más que el título acerca de este largometraje. Ni sinopsis, ni críticas, nada. Soy una persona de impulsos y se puede saber mucho de una película con solo ojear una portada y un título (a veces te equivocas, claro está, pero esa es la gracia).
El largometraje es, primero, una película de amor y de comprensión, segundo, un film que mama del realismo mágico sudamericano. Porque, al final, no es tanto cine fantástico al uso (cuando pensamos en cine fantástico de primer nivel nos vienen a la mente una serie de películas que van desde "Dentro del Laberinto" hasta "El laberinto del Fauno" (va de laberintos el asunto).

Sin embargo, hay otro tipo de cine de fantasía que está capitaneado por algunos directores como Marc Caro o Jean Pierre Jeunet con sus muchas películas como "Delicatessen", "La ciudad de los niños perdidos" o "Amélie". Esta película es más del estilo de "La ciudad de los niños perdidos" que de "El señor de los anillos", para que nos entendamos.

Sin entrar a hacer spoilers, Los Buenos Modales rehuye los lugares comunes y sorprende a cada vuelco que da la trama (porque hay unos cuantos). Una sorprendente película que habla del amor en último término.