Serie futurística basada en el manga de Shirow Masamune. Esta serie, más que una continuación de la película que se editó en 1995, es una historia alternativa donde se mezcla intriga, acción, suspense y ciencia ficción. Tenemos ante nosotros una unidad secreta llamada Sección Nueve, que se dedica a la lucha antiterrorista y que tiene a su alcance lo último en cibernética y armamento. Desde camuflaje óptico, hasta tanques con intelegencia artificial propia. Uno de los puntos fuertes de esta serie es que los capítulos no se resuelven solo por fuerza bruta, sino manejando la situación con sabiduría.

Cada personaje tiene un origen propio y un grado de cibernetización distinto. Desde Togusa o el jefe Aramaki que tienen las mínimas modificaciones posibles a Motoko o Batou que tienen sus cuerpos ampliamente modificados. Esto, hace que los personajes actúen de forma diferente cada uno y le da un toque de realismo a la serie. Casi sin darte cuenta olvidas que no son personas reales pues consiguen transmitir sentimientos y te haces partícipe de sus sufrimientos. No hay que olvidar los Tachikomas, que aportan el toque de humor necesario para romper la tensión de los episodios. Su comportamiento es como el de niños que están aprendiendo como es el mundo que les rodea. Este comportamiento nos permite hacer una autocrítica del mismo mundo en el que la serie está ambientada.

Encontramos un cuidado aspecto técnico en esta producción. Desde la música compuesta por Yoko Kanno, que te engancha desde el tema de introducción, hasta su imagen ha sido mimado al máximo. El resultado es un producto de una calidad que solo se puede definir como impresionante.