En un futuro no muy lejano, la ciencia ha evolucionado de tal manera que se ha conseguido crear consciencia artificial en máquinas.

Como siempre, hay opiniones divididas a esta práctica. Hay científicos que están a favor y activistas en contra.

Será por culpa de estos activistas que Will Caster (Johnny Depp), el investigador principal de esta tecnología, decidirá volcar su consciencia a un ordenador y, a partir de ahí, evolucione su inteligencia a niveles desorbitados.

Tengo que decir que siempre he tenido una especial predilección por las películas futuristas con dilemas morales sobre la evolución de la tecnología. Por eso, además de la producción de Christopher Nolan, tenía muchas expectativas con esta cinta.
Transcendence tiene dos reclamos muy atractivos: el papel de Johnny Depp y la producción de Christopher Nolan. Pero tengo que decir que, en mi opinión, están muy desaprovechados. El papel de Depp no es nada notable aunque tampoco podía hacer mucho más con su personaje tan apático. Y Nolan, el segundo reclamo, no parece que haya hecho mucho más que poner el dinero para producir la película.

El largometraje es demasiado pretencioso y tiene fallos en el guión sobre todo hacia la segunda mitad de la película, se nota la inexperiencia de Pfister como director. Aunque cabe decir que la temática que se trata en este film es un tema muy peliagudo de plantear y que siempre tiene a la audiencia dividida.

He leído bastantes críticas de Transcendence y en muchas de ellas se reprocha la poca acción que tiene la película. Aquí tengo que romper una lanza a favor de ella y decir que no estoy de acuerdo con estas críticas. Hace poco leí que hoy en día existe el síndrome del espectador con déficit de atención y me parece muy acertada esta expresión. La gente de ahora va al cine a sentarse en la butaca, dejar la mente en blanco y esperar a que la película les brinde un espectáculo visual lleno de acción que no permita al espectador pensar nada en ningún momento. Si alguien va a ver Transcendence con esta idea, tengo que decir que está equivocado. Esta película no promete este tipo de acción, es más bien una peli para reflexionar en muchos sentidos.

Como punto positivo me quedo que la producción presenta dudas morales interesantes tales como si puede la tecnología evolucionar de tal manera que se pueda crear una consciencia artificial. Lástima que este planteamiento se le vaya de las manos a Pfister, no sepa abordarlo decentemente y peque de muchas incongruencias.

En definitiva, la recomendaría para aquel que quiera disfrutar con una buena música, fotografía y quiera plantearse respuestas a este tipo de preguntas que plantea el director en su primer trabajo.

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