Haz click aquí para copiar la URL
España España · Zaragoza
Voto de Juan Solo:
4
Romance. Comedia El guionista argentino Pablo (Ernesto Alterio) recibe el encargo de escribir una comedia romántica ambientada en Madrid. En principio no tiene problemas; conoce bien el género y, así, vemos los primeros pasos de la historia de amor entre Marina (Marta Etura) y Víctor (Quim Gutiérrez). Sin embargo, Pablo entra en crisis enseguida. (FILMAFFINITY)
8 de noviembre de 2015
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cuántas veces habremos visto a la señorita Kubelick corriendo despendolada por las calles de Nueva York en una Nochevieja temiendo que CC Baxter se haya largado ya con el camión de la mudanza en “El apartamento”? ^¿Cuántas habremos visto a Isaac haciendo lo propio en el mismo escenario para decirle a Tracy que no coja el avión a Londres porque ella es y será siempre el amor de su vida en “Manhattan”? A estas alturas, no necesitamos que nadie nos venga a contar las claves de la comedia romántica ni nos explique sus tópicos o tics más frecuentes, ni nos diga por qué nos tienen que gustar tanto, o por qué no nos tienen que gustar nada. Es fundamentalmente por eso por lo que la idea de “Sexo fácil, películas tristes” no funciona y por lo que la voz en off de Ernesto Alterio relatándonos aquí en plan Bricomanía cómo se hace una comedia romántica nos acaba resultando tan cansina y repetitiva.

Nos encontramos aquí ante el enésimo juego narrativo de cajas chinas. Una historia que intenta ser mentira dentro de otra que aspira a ser verdad. El argentino Alejo Flah desaprovecha un punto de partida con un potencial bárbaro, mil veces visto, sí, pero también mil veces atractivo. Se trata, en efecto, de desarrollar una vez más la pirandelliana relación entre ficción y realidad, de describir cómo – para bien o para mal- la segunda siempre supera a la primera, y de cómo una siempre se termina colando en la otra a través de rendijas que nunca alcanzamos a ver.

Lo bueno del film de Flah es que ves dos películas por el precio de una, lo malo es que las dos películas son igual de aburridas. Una pena tener que dejarlo todo en el trabajo esforzado de los actores, que los pobres hacen lo que pueden, aunque, como siempre, la sal y la pimienta la termina poniendo el ya imprescindible Carlos Areces en sus contadísimas intervenciones.
Juan Solo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow