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Voto de casandra:
8
6,8
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Drama
La ópera prima de Agnès Varda, realizadora que se convertiría en "madre de la nouvelle vague", se divide en dos episodios: el primero se compone de secuencias de la vida cotidiana del pueblo pesquero de La Pointe Courte. En el segundo se muestra la relación de una pareja: él vive en el pueblo y ella es parisina. (FILMAFFINITY)
19 de enero de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hoy, viendo este film, descubrí mucho acerca de la película venezolana "Araya", de Margot Benacerraf. La película de Varda tiene en su impecable fotografía con sus abundantes planos de objetos del medio ambiente, restos de despojo y basura, chatarra, mariscos, gatos, puertas y relieves de la madera de los botes más propio de un "recogelatas" (como la fallecida directora belga se define, pero en francés) que de un artista de la imagen, así como y ese blanco y negro con mucho contraste con que muestra la vida de los pescadores de Séte iluminados por un sol brillante.
Quizá la clave me la dio descubrir que el montajista fue Alain Resnais, quien ganaría unos años después, el Gran Premio de la Crítica con “Hiroshima, mon amour, "ex aequo" con nuestra “Araya”, que se desarrolla en la salina de la península venezolana con ese nombre. La directora venezolana ha insistido en que su film no es un documental, como no lo es tampoco "La Pointe Courte". Pero se ve que que hay un parentesco entre ambas películas, que proviene del llamado "Espíritu de los tiempos" (Zeigeist) que impregna los años en que se filmaron ambas cintas, una francesa y famosa, y la otra venezolana y desconocida, a pesar de haber sido ambas merecedoras del mismo premio. Una estética común y un destino diferente
Quizá la clave me la dio descubrir que el montajista fue Alain Resnais, quien ganaría unos años después, el Gran Premio de la Crítica con “Hiroshima, mon amour, "ex aequo" con nuestra “Araya”, que se desarrolla en la salina de la península venezolana con ese nombre. La directora venezolana ha insistido en que su film no es un documental, como no lo es tampoco "La Pointe Courte". Pero se ve que que hay un parentesco entre ambas películas, que proviene del llamado "Espíritu de los tiempos" (Zeigeist) que impregna los años en que se filmaron ambas cintas, una francesa y famosa, y la otra venezolana y desconocida, a pesar de haber sido ambas merecedoras del mismo premio. Una estética común y un destino diferente
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Post Scriptum:
Después de haber escrito este comentario leí el extraordinario artículo que Andrew Chan publicó en “Slant” y me satisface haber coincidido con tan prestigioso crítico en varios puntos. Considera Chan importante el papel del espíritu de los tiempos (Zeitgeist) aunque afirma que la cineasta belga superaría en sus obras posteriores estos reduccionismos filosóficos y literarios, con su carga de esteticismo y petulancia. También evoca el parentesco de la película con la “frustrante (sic) obra maestra” de Alain Resnais “Hiroshima, mon amour ". Claro que no menciona la venezolana “Araya” (sería mucho pedir) pero sí hace referencia a que Agnes Varda fue víctima de la discriminación sexista de sus amiguitos de “Cahiers du Cinéma” después haber sido elogiada en Cannes. Allí sí obtuvo Margot mayor recepción, pues además del Gran Premio de la Crítica ex aequo con Resnais, tuvo el reconocimiento del Presidente de la República Rómulo Betancourt, con cuyo apoyo pudo fundar la Cinemateca Nacional en 1960.
Después de haber escrito este comentario leí el extraordinario artículo que Andrew Chan publicó en “Slant” y me satisface haber coincidido con tan prestigioso crítico en varios puntos. Considera Chan importante el papel del espíritu de los tiempos (Zeitgeist) aunque afirma que la cineasta belga superaría en sus obras posteriores estos reduccionismos filosóficos y literarios, con su carga de esteticismo y petulancia. También evoca el parentesco de la película con la “frustrante (sic) obra maestra” de Alain Resnais “Hiroshima, mon amour ". Claro que no menciona la venezolana “Araya” (sería mucho pedir) pero sí hace referencia a que Agnes Varda fue víctima de la discriminación sexista de sus amiguitos de “Cahiers du Cinéma” después haber sido elogiada en Cannes. Allí sí obtuvo Margot mayor recepción, pues además del Gran Premio de la Crítica ex aequo con Resnais, tuvo el reconocimiento del Presidente de la República Rómulo Betancourt, con cuyo apoyo pudo fundar la Cinemateca Nacional en 1960.