Sam Raimi se inmiscuye en la secuela del gran éxito de "Spider-man", pero en esta ocasión el resultado es mucho menor en calidad.
Todo lo que sorprendía en la primera entrega resulta pesado actualmente, y en ciertos momentos cansa. Este cansancio es debido a que existen momentos en los que a uno como espectador no le interesa la historia, y en cambio existen otros realmente brillantes. Esta montaña rusa hace que uno se canse en estas dos horas de duración.
La estética sigue resultando brillante y hace que uno disfrute con las imágenes de Nueva York mientras el superhéroe la recorre con su tela de araña.
Con respecto al nuevo villano presentado; Octopus; se encuentra a años luz de El Duende Verde. No me mostró ningún interés, y sinceramente no es tan villano como uno se espera. Aunque Alfred Molina realiza un buen trabajo (como siempre suele hacer), en esta ocasión el personaje estaba muy mal creado, y sinceramente, hace que la atención que uno muestra en la lucha entre los dos sea totalmente escasa.
Por lo demás, todo se salva en cierto modo por los pelos centrándose simplemente en las dudas que sufre el personaje de Peter Parker para descubrir realmente lo que quiere en la vida. Un planteamiento que está contado de una manera muy desdibujada también.
En fin, una segunda entrega que hace que el espectador pierda el interés porque todo se ha creado de manera muy superficial.