José Luis Cuerda es el encargado de dirigir uno de los grandes éxitos del cine español del año 2008, y que recibió numerosas nominaciones a los premios Goya llevándose únicamente el de mejor guión adaptado.
Sin lugar a dudas lo más destacable de todo son las impresionantes actuaciones de sus actores. Maribel Verdú está soberbia y vuelve a dar una lección de interpretación. Su trabajo como la mujer que debe guardar la apariencias y mantenerse al frente de su familia, cuenta con una fuerza interpretativa maravillosa. Su escena final es de lo mejor que le he visto.
Javier Cámara es el encargado de dar vida a ese marido que vive oculto en su casa, por el miedo a que la policía le descubra y le fusilen, ya que durante la guerra civil era opositor al régimen de Franco. Su trabajo es brillante, y uno puede observar fotograma a fotograma como ese padre de familia se va sintiendo como un conejo escondido en su guarida esperando a que el cazador venga para darle el tiro de gracia.
Y Raúl Arévalo. Fantástico. Odioso. Increíble. Asqueroso. Su trabajo es brillante dando vida a ese cura que se obsesiona sexualmente con Maribel Verdú. Una obsesión que se va descontrolando día a día más, llegando a una situación extrema, que pone en la cuerda floja el secreto de la familia de ocultar al padre de familia.
La película es buena, haciendo que uno viaje a ese terrible pasado de la postguerra, donde las familias pasaban mucha hambre y vivían con miedo a que volviera ocurrir otra guerra.
En fin, historia que engancha y que cuenta con escenas que te pegan al asiento. Una historia que avanza poco a poco exponiendo una trama que se intuye que tendrá un final impactante. Un final que impresiona gracias al guión y al fantástico trabajo de sus actores que realizan unas actuaciones durante toda la película de diez.