Basada en la obra de teatro de William Shakespeare, el director Michael Radford realiza una adaptación bastante buena de este clásico de la literatura que mezcla el tema romántico con el suspense.
En una época donde Venecia era la capital mundial, y en el que los judíos estaban recluidos en ghettos sin ningún privilegio, éstos solo podían sobrevivir a base de prestar su dinero y recobrarlo con impuestos; recibiendo el denigrante adjetivo de usureros. Un chico que quiere enamorar a una joven le pide dinero prestado a un amigo, el cual se lo pide a un judío. Llegan a un acuerdo que en 3 meses se lo devolverá, y si no es así la deuda será una libra de su propia carne. El problema resulta en que el tiempo llega a su fin y el dinero no es devuelto.
La historia a pasado fronteras y se ha convertido en un libro imprescindible de la literatura. Por eso no es de extrañar las diversas versiones que se han hecho.
En esta ocasión Al Pacino, Jeremy Irons, Joseph Fiennes y Lynn Collins se suben a este carro, y dan vida a los protagonistas de esta historia donde las pasiones, se ven entremezcladas con problemas sociales graves, que por desgracia siguen estando vigentes. Es de alabar lo actual y avanzada que es esta obra, al exponer un problema como la xenofobia y verlo con un punto negativo. Es cierto, que luego la historia cuenta con ciertos matices, pero ese monólogo del judío Shylock explicando que todos los seres humanos son iguales es impresionante.
La película engancha y entretiene. Y aunque cuente con escenas un poco flojas en intensidad, y un final en cierto modo precipitado (muy típico en obras de teatro de esta época), hay que decir que no decepciona. Uno se inmiscuye fácilmente en esa Venecia fantasmagórica y tras una máscara observa impasible cada movimiento de estos personajes que como marionetas se mueven en un escenario donde las leyes del amor no compaginan bien con las leyes de estado.
En fin, buena adaptación del clásico de Shakespeare que engancha desde el principio, y en el que uno puede ver que el mundo no ha cambiado tanto como uno imagina en cierto modo. Un mundo donde las deudas de una persona pueden acabar con la vida de ella.