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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de Juan Rúas:
9
8,6
172.244
Serie de TV. Animación. Comedia Serie de TV (1989-Actualidad). 34 temporadas. Narra la historia de una peculiar familia (Homer, Marge, Bart, Maggie y Lisa Simpson) y otros divertidos personajes de la localidad norteamericana de Springfield. Homer, el padre, es un desastroso inspector de seguridad de una central nuclear. Marge, la madre, es un ama de casa acostumbrada a soportar a su peculiar familia. Bart, de 10 años, intenta divertirse con travesuras de todo tipo. ... [+]
30 de enero de 2010
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cuánto tiempo prevalecerá ese nueve frente a una serie que aún existe y que de seguro seguirá varios años más? Debe ser el único caso en F.A. en donde la puntuación pueda someterse a constante revisión. De momento me quedo con el nueve y paso a Los Simpson.

La serie inicia con el foco en un personaje: Bart. Con el tiempo, al ver que el público respondía positivamente a otro integrante de la familia, el interés recae sobre Homero. Observando una progresión en el nivel de audiencia, los guionistas se aprestan a detallar las características de cada miembro de la familia. Por aquel entonces la serie era popular, pero no podía vislumbrarse un logro de la magnitud actual. Homero aquí, Bart allá, Lisa y Marge en las comparsas: los Simpson seguían.
Alrededor de la sexta temporada, seis años suelen ser el tope de gran número de series, los encargados de entregarnos el producto amarillo contratan a algunos de los mejores guionistas del momento. Lo que ya se veía desde antes ahora toma un camino bien remarcado: la serie cobra matices políticos de centro-izquierda. Esta es una clara movida estratégica y muy válida por cierto: captar a un público tanto de clase alta como baja dentro de ese espectro de lo ideológicamente esperable. Los Simpson caían "simpáticos", y no solo por los gags, había fuertes manipulaciones sociológicas, insisto, en el buen sentido. Los capítulos actuaban de forma expansiva; todo Springfield, cada personaje tenía su capítulo de gloria y cada carácter estaba estudiado a niveles psicológicamente obsesivos con el fin de dar con los perfiles de cada ciudadano, de cada estructura psíquica posible en el planeta: Los Simpson nos representaban a todos.
La forma de llevar este negocio es, por lejos, la más gloriosa y efectiva en la historia del arte masivo.
En algun sector entre la temporada doce y la quince, el negocio monopólico se transforma, por desgaste, en una franquicia: los guionistas ya no son diez, son treinta, cuarenta. Cada cual con sus propias manías y estilos. Aquí la serie va derivando en un popurrí de estilos diversos y las ensaladas llevan un karma eterno: no siempre gustan todos los condimentos.
El nivel decae de forma muy visible y el humor característico de la serie entra en el vicio. Todo se vuelve más simple, más palpable, más epidérmico.
Así están Los Simpson ahora: la serie se ha transformado en una mezcla de arte con producto masivo y, lo que es clave: DEMASIADO HETEROGÉNEO.
Pero después de tantos años de alegrías y carcajadas y observaciones sociales a modo crítico: ¿Quién va a querer que esta leyenda pase a ser solo eso, una mera leyenda? Yo por lo menos no. Y gracias, Groening, muchas gracias.
Juan Rúas
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