Veo en 3D "Star Wars: Episodio VIII. Los últimos jedi", la octava entrega de la saga, escrita y dirigida por Rian Johnson y protagonizada por Daisy Ridley, John Boyega, Adam Driver, Óscar Isaac, Mark Hamill, Carrie Fisher, Domhnall Gleeson, Benicio del Toro (se ha operado las bolsas y me ha costado reconocerle) y Laura Dern. Al margen de que un espectador -en el cine- me arruinó la controvertida escena muda en la que la Vicealmirante Holdo decide embestir la nave de la Primera Orden para permitir el escape de la resistencia (el silencio en la sala es un recurso que han utilizado para dar más impacto a la secuencia y no se trata de un fallo de proyección), este film que cuenta con una espectacular fotografía, una apabullante localización en la isla de Skellig Michael (Irlanda), una perfecta reparación del personaje de Carrie Fisher, una adecuada construcción de los personajes (por fín conecto con Fin, con Rey y Poe Dameron), unas equilibradas referencias a las aventuras de las películas de la saga, unos sintéticos desarrollo de las tres subtramas paralelas, una sólida dirección, unos grandiosos efectos visuales, una emotiva aparición del maestro verde para darle la última lección a Luke Skywalker, una adecuada interpretación de Daisy Ridley (a pesar de que no me creo su potencial como víctima del lado oscuro) y algunos instantes duros y emotivos (como el desvanecimiento del jedi, la culpa que arrastra Luke o el leve cara a cara entre Leia y su hijo), me ha resultado renovador y mucho más que un remake del anterior "El despertar de la fuerza" de J.J. Abrams. Audaz y críptica, de 9,3.