Y, disfruto de "La señorita Julia", la adaptación de la obra de teatro de August Strindberg que hace la otrora musa de Bergman, Liv Ullmann. Así, con una intensa ambientación (todo el film se desarrolla en la cocina del palacio del Barón, representado por sus botas y sus guantes), muchos silencios, una apabullante música de cámara, gran destreza en el desarrollo del argumento (aprecio perfectamente los cambios de actitud en los personajes), primeros planos, una bella iluminación y gran intensidad en las interpretaciones (Jessica Chastain y Samantha Morton están brillantes y por el doblaje me pierdo los matices que quizá ha dado a su personaje el inexpresivo Colin Farrell), veo una penetrante película acerca de las clases sociales, el poder, la religión, el amor, la lujuria y los remordimientos. A pesar de que quizá el tema no seduzca al espectador actual, me ha resultado una obra académica de lujo.