El aliciente de la película es que George Clooney es el director, aparte del protagonista. La dirección es correcta y para nada falta de dinámica. Lo mejor es la ambientación, coches, motos y trenes de la época con la música dixieland de principios del siglo XX. La pareja protagonista aparenta química. El actor tiene su gracia como jugador de fútbol americano embarrado hasta las cejas. Este es el punto débil del argumento. Demasiado americano. No obstante, la sátira no se limita al deporte sino también a los manejos de la prensa amarilla y patriotera. El film se deja ver, incluso para los no seguidores de los eventos deportivos.