Ya se habló en infinidad de ocasiones del estado del cine de acción de la última década, y el bajón de calidad más que evidente en la gran mayoría de producciones a consecuencia del desinterés de productores y directores por traer algo medianamente decente, por no decir original. Tampoco es que Hollywood sea la meca de la innovación o la creatividad, al menos no en la actualidad.

Por eso es difícil no rendirse ante películas como esta que nos ocupa, y es que John Wick desde sus inicios fue una declaración de intenciones, llegando para imponer su estilo, violento y desenfadado, como nuevo estándar para el género, y una forma “diferente” de ver y entender la acción.

El Capítulo 3 nos sitúa minutos después del cierre de la segunda entrega, con John (Keanu Reeves) siendo Excomunicado, y con una hora de tiempo restante para buscar refugio y sobrevivir. Con esta premisa y a partir del minuto uno la película es un in-crescendo de situaciones, secuencias de acción espectaculares filmadas con maestría, algunas muy viscerales, y por sobre todo diferentes unas de otras.

Chad Stahelski, al igual que en las anteriores, se las ingenia para que la película mantenga un ritmo constante y frenético, prestando especial atención y cuidado al detalle, a la par que se da el tiempo de añadir nuevos elementos a la mitología del personaje y su universo. A nivel técnico la película es sobresaliente, con una fotografía que juega entre el contraste y las luces de neón, efectos de sonido tanto de armas como de golpes bastante logrados, y la banda sonora que fiel a la saga cumple a la perfección.

Al reparto existente conformado por Ian McShane (Winston), Lance Reddick (Charon el conserje), y Laurence Fishburne se suman Halle Berry como Sofía, (una misteriosa mujer ligada al pasado de John), Anjelica Huston, Asia Kate Dillon, y Mark Dacascos, (este último principal antagonista y encargado de ponerle las cosas difíciles al Hombre del Saco).

En general la película cumple con lo que promete, acción de calidad y a raudales, aunque continuista se las arregla para permanecer “fresca” la mayor parte del metraje, todo gracias a sus set-pieces que magnifican el nivel de una franquicia que busca superarse constantemente.

Recomendada al 100 por ciento a los amantes de la acción, el entretenimiento está asegurado.

Lo bueno: Las secuencias de acción, posiblemente las mejores de la saga, todas rodadas con un pulso extraordinario a la vez que gozan de una creatividad en las coreografías excelsa.

Lo malo: Aquí pondría la historia, ya que no es el punto fuerte pero nunca pretendió serlo.