Ya es cosa sabida que la prensa especializada en cine tiene sus niños mimados que, si de veras fueran niños, a esta altura serían unos malcriados insoportables. No necesariamente quiere decir esto que sean malos actores, guionistas o en este caso (que a éstos me refiero) directores. Sí quiere decir que, lamentablemente, por el solo hecho de que el fulano de turno es James Ivory, John Cameron o Francis Ford Cóppola, se le aplaudirá cualquier cosa que haga, desde una obra maestra insuperable hasta un bodrio mayúsculo. Infelizmente, lo contrario muchas veces también es cierto. Vale decir, que si una película es excelente, como la que nos ocupa, pero la dirigió alguien ignoto, la misma será considerada mediocre, floja o apenas soportable. Por suerte el público, para bien y para mal, hace poco caso de los críticos pretensiosos. LEYENDAS DE PASION es un drama romántico ambientado en épocas pretéritas de los Estados Unidos, primeras décadas del siglo pasado para más datos. En lo interpretativo el máximo mérito es de Anthony Hopkins en el papel del Coronel retirado Ludlow que combatió en la Guerra de Secesión y descree del Estado, el gobierno y los políticos en general. Cuesta creer que se trata dela misma persona que hizo nada menos que del sádico Hannibal Lecter. Encarnando a sus tres hijos tenemos a Aidan Quinn, Brad Pitt y Henry Thomas, ordenados por la edad que tienen en la ficción, pero la historia se centra en el segundo, Tristan, y en su vida un tanto agitada, vista desde la óptica de un anciano indio muy ligado al pensamiento mágico. Trágica y conmovedora, esta película tiene una fotografía deslumbrante que le hizo ganar un Oscar, y una hermosa banda de sonido. Muy recomendable.