Haz click aquí para copiar la URL
España España · Madrid
Voto de Koonery:
7
Romance. Comedia. Drama Javier, un estudiante francés de económicas, decide pasar un año en Barcelona para aprender español. Se instala en una casa donde convive con otros siete estudiantes europeos: un italiano, una inglesa, un danés, un belga, un alemán y una española. Todos los compañeros del piso se encuentran en la misma situación, todos ellos están estudiando en Barcelona gracias al programa de intercambio universitario europeo Erasmus. (FILMAFFINITY)
18 de abril de 2010
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Realizar un año de estudios en el extranjero puede resultar para muchos una decisión difícil de tomar, en la que hay que poner en la balanza ilusiones y esperanzas, pero también miedos y temores. Por ello, las becas Erasmus suponen para muchos afortunados el empujón que necesitan para hacerlo, para meter en una mochila cuatro cosas y terminar rodando por cualquier ciudad europea. En definitiva, malviviendo una experiencia que, sin duda, termina siendo enriquecedora para cualquiera.

En esta comedia se expone la caótica situación de un piso de estudiantes en Barcelona. Mediante anécdotas puntuales se construye un relato sólido que oscila entre la historia de un personaje y la de todo el grupo. Cada uno con su drama personal, y cada uno con su lengua forman un mosaico particular en el que la rutina no puede tener lugar.

Pero esta película va mucho más allá. Al mismo tiempo que en 2002 desde España se cantaba eso de "Europe's living a celebration" por un popular programa de televisión llamado Operación Triunfo, en Francia se expresaba la misma idea con "Una casa de locos", aunque con la suerte de no hacerlo mediante un producto hortera. El sueño europeo comenzaba a solidificarse con la entrada en vigor de la moneda única, y la esperanza de que la unión haría la fuerza todavía no se había evaporado.

La globalización es aquí entendida desde un punto de vista exclusivamente positivo. Si esta premisa puede aplicarse a un concepto tan genérico como puede ser el de un país o el de una nacionalidad, ¿por qué no aplicarlo también al del individuo? De ese modo el sujeto queda retratado como un alma errante que solamente podrá salvarse mediante la adquisición de valores ajenos. La convivencia con desconocidos pasa así a ser una etapa necesaria para la formación de la auténtica personalidad. Si los políticos han logrado hacerlo con los países europeos, será porque realmente no es tan difícil.
Koonery
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow