La serie es un mix artificial entre thrillers dramáticos en la estela de Unforgotten y misterios simpáticos tipo McDonald & Dodds.

De la primera toma la investigación de casos históricos cuyos presuntos culpables viven unas vidas normales mucho años después de que se cometiese el crimen. De la segunda, la pareja de detectives simpática que casa (muy) mal con lo dramático del caso, ese compañero tonto que come doce huevos al día y que parece salido de una mala sitcom chirría en cada aparición.

Otro hándicap es que el primer caso es escasamente interesante y se hace demasiado largo, sin duda porque, a diferencia de Unforgotten, no logran que nos interesemos de verdad por las vidas de los tres presuntos culpables, todas muy parecidas entre sí y centradas en los remordimientos.

Lo mejor la protagonista que, seguramente, hará que se prolongue la serie por más temporadas. ¡Ojalá que la cambien de compañero y, de paso, de novio (ambos son una nulidad)!