Karate Kid, Karate Dog, Karate aquello... ¿cuál es la diferencia? Si sale Pat Morita enseñándonos a asestar collejas, a mí me sirve igual.
Simon Rex aún estaba calentando el banquillo de aspirantes a actores en un espacio intermedio entre el porno gay, comedias de modestas aspiraciones y su status de estrella indie (últimamente).
Jon Voight se toma con filosofía eso de hacer el ridículo como un científico y megalómano que descubre el modo de rejuvenecer las células empleándolo para el ambicioso plan de las apuestas de carreras de perros. Cuando prueba la fórmula en sí mismo le salen ojeras y empieza a comportarse de una forma errática y descontrolada (su más que probable intoxicación etílica al rodar esto contribuye a reforzar la credibilidad de su interpretación).
Su batalla final con un chucho doblado por Chevy Chade -otro que tal- bailando breakdance y tirándole bolsas de basura en bullet time conseguiría que el mítico enganchón de Chuck Norris y Bruce Lee en 'El furor del dragón' pareciese una trifulca de recreo.
Jaime Pressly está curada de espantos en lo que respecta a películas malas, y tal vez por eso sea tan admirable que, a pesar de todo, se haya convertido en una actriz tan popular y tan reconocible.
Si Bob Clark empezó con bajos presupuestos en el terror ('Crimen en la noche', 'Navidades negras') y pasó por las comedias para adultos de bajo presupuesto ('Porky's' y la primera de sus secuelas) lo lógico es que terminase haciendo tres tantos de lo mismo en el cine infantil con CGI's cutres sobreimpuestos en los labios de sus protagonistas (bebés o perros ninja).
Ni confirmo ni desmiento si Chevy Chase se peleó con alguien en las sesiones de grabación de sus chispeantes diálogos y ladridos kiai. Eso normalmente se hace con los actores alternándose para grabar, ¿no?
Una película necesaria.