Durante más de un siglo los tailandeses se han quejado que las memorias de Anna Leonowens, que inspiraron la historia de El rey y yo en sus distintas versiones, son bastante inexactas, parciales y dejan mal parado a su amado rey de Siam. Pues con esta última versión tienen de sobra motivos para seguir quejándose.

Es sin duda la peor adaptación de todas, no horrible, pero si francamente mediocre, aburrida tanto para niños como para adultos. El nivel de animación está bien, es más aceptable que sobresaliente, por detrás de Disney y de otras películas no –Disney de la misma época, como El príncipe de Egipto o Anastasia. El problema está en el guion y todo lo demás.

Cuando es un musical las canciones aburren, no son pegadizas ni atractivas. Cuando es comedia no es graciosa, hay varios “personajes graciosos” pero no funcionan, empezando por el ayudante del malo, gordo, calvo, enano, dientudo y un estereotipo asiático ambulante, francamente odiable.

Escenas graciosas que no funcionan -salvo para niños muy, muy chicos- como cuando en un barco ingles persiguen a una carta. O cuando el estereotipo asiático ayudante del malo intenta matar al hijo de la institutriz, o cualquier escena que involucre a ese pésimo personaje, el jar-jar blinks de la película.

Con escenas aburridas y absurdas,*esta versión termina siendo una oda a la mediocridad, fácilmente olvidable.