Todo pasaba porque sí. Sin ninguna explicación. Sucedían una fila de cosas tras otras. No se quien hizo este montaje, porque lo hizo pésimo. Deberían despedirlo.
Llamaban la atención los personajes, pero no en el buen sentido: eran dos seres despiadados, sin escrúpulos y que pasaban del amor al odio en un dos por tres. Sobre todo Serena, que de serena no tenía nada.
Me extraña Jennifer. Puede que sea por el nefasto montaje, pero no da las magnéticas actuaciones que suele hacer. Es una de mis actrices favoritas, pero aquí se le ve tan fría y desganada que da miedo. Y Bradley, pues...siempre está igual, aquí y en la cuesta del ají.
Bueno, no hay nada más que decir, una película que no aporta nada, uno termina de verla y queda con cara de poker, sin ganas de recordarla ni comentarla ya que no hay nada que destaque positivamente. Si se le recuerda por algo es por la manera de estar realizada: horrible.