Dejando a parte el tema de la actuación y quedándonos con los personajes he aquí una de las películas de aventuras más simbólicas de principios de los ochenta. Si atendemos a la definición literaria de romance como mezcla de realidad y ficción, ésta es una buena muestra de ello. Zemeckis monta una historia amorosa sobre un base aventurera, y le añade comicidad al asunto, Danny Devito ad hoc. Que nadie se engañe, como toda película de aventuras la acción obviamente está exagerada, pero aquí es más comedida y menos increíble, quizás por eso haya envejecido mejor. Una historia de química anunciada Douglas-Turner pero bien llevada y con un guión aceptable para este género. Buena música, buen ritmo y buenas discusiones entre sus protagonistas por eso de que los polos opuestos se atraen. Creo que lo interesante de la película, y por lo que me encanta verla es porque te traslada a una época en la que todavía había que viajar para conocer lugares recónditos, y todo ello con el humor de los ochenta y la habilidad escénica de su director.