Fionn O´Shea, transmite muy bien esas emociones de adolescente, enfrentado a una homosexualidad que lo atormenta y no admite.

El lastre de la película, es que pierde demasiado tiempo en superficialidades al no estar hilada con firmeza; aportando brío, solo en el último tramo cuando de verdad cobra sentido todo lo que ha entregado hasta entonces.

Con una duración constreñida, entretiene lo justo, aunque jamás (según mi criterio) se obtiene de ella, el gran potencial que se adivina bajo la piel de su entramado.

La frase que da título a mi crítica fue sacada de un diálogo de la propia película.