A ver, colegas, os lo explico. Esto es una película de dibujos animados al reconocible estilo del cine infantil, principalmente al de Brad Bird (quienes hayan visto "El Gigante de Hierro" me entenderán), pero orientado al humor políticamente incorrecto. Humor fácil y de mal gusto que, por lo menos, presume de funcionar acorde a la situación y de, además, reírse de sí mismo.
Destacan las canciones cual musical tontorrón de Disney, bastante mejores en el doblaje de por aquí que en el original, y el doblaje (sí, el original) brindado por parte de Adam Sandler en los tres personajes protagonistas. La animación está francamente cuidada, al igual que los diseños y la paleta de color.
Puede llegar a ser muy divertida si se ve en grupo, sobre todo si el grupo está integrado por gente tan gamberra como quienes han concebido este películo. Eso sí, quizá no sea apta para judíos, pero la recomiendo para ver en Navidad. La película es una parodia del espíritu navideño infantil yanqui en toda regla.
Esta película costó unos 30 millones (bajo presupuesto en Hollywood, y más caro que ningún filme rodado en nuestro país), y aún así fue un fracaso de taquilla contable. Tiene pelotas, tiene pelotas.
La apruebo por su curiosa e inédita fórmula, y porque las he visto muchísimo más aburridas. Es, cuanto menos, curiosa. Aún así, le hubiera venido al dedillo el Razzie a la Película Más Pedorra Calificada Para Adolescentes al que fue nominada, pero que perdió contra "Jackass". Adam Sandler también fue nominado al Peor Actor. Diantre, para ser una película de animación...