Sentí lo mismo que al ver enter the void, pero por suerte esta dura menos. Otra vez los mismos colores, los mismos diálogos (parece que el sexo, las drogas y el aborto son los temas importantes para el muchacho) y hasta parece que la misma banda sonora.

De nuevo hay un par de escenas desgarradoras y repulsivas.
De nuevo hay 10 minutos (¡10 minutos!) con la cámara fija.
De nuevo aparecen los créditos en la mitad de la película.
Un director original que hace siempre lo mismo, no se reinventa, se queda cómodo haciendo lo que ya hizo antes.

En definitiva, otra película en la que se vuelve a admirar la dirección "nerviosa" de Noé, su fotografía, sus colores, sus luces pero con un guión vacío que no alcanza para volver a verla ni recomendar.