Esto no llega a ser un TOC sino una pequeña manía: si veo una película en casa, hago alguna otra cosa además. Sin llegar a superdotada, soy capaz de seguir una trama y hacer punto, ver una receta nueva, ordenar un cajón o hacer algo creativo (iba a decir una manualidad, pero lo dejo en la creatividad).

Bueno, me puse a ver la peli con las tijeras y un muestrario horrible (pero muy colorido y de buen gramaje) de una exposición de pinturas abstractas. A lo mejor fue el arte un poquillo caótico, la intención posmoderna o la sobrecarga de imágenes, pero la película, que se convirtió pronto en mi segunda actividad, me pareció un tostón. Las tramas culebreaban (por poner una palabra semántica reptiliana) una detrás de otra, sin llegar a engancharte ninguna. Todo muy visto y trillado. Y no será porque faltaban elemntos: mujer brutalmente asesinada, corrupciones, turbiedades, sospechosos, giros... O eso parecía, pero me parece que no. Excepto la victima, nada estaba medianamente expuesto o rematado. Había una enorme confusión de nombres y personas. Llegó un momento que varios personajes me parecieron el mismo actor.

A ver, Benicio del Toro está bien. Es que es un tipo de inspira angustia, nerviosismo, sufrimiento con muchísima credibilidad. No se parece a nadie, y debajo de esa piel hay otra que mantiene su personalidad, es decir, que la tiene y eso es agradable de ver. Pero, claro, con su fuerza no mantienes un guion (o dos o tres) enrevesado y que huele a falso sin más.

No sé. A veces cuando la película me atrapa, yo dejo mi segunda ocupación y me escapo hasta allí, olvidando las recetas, el jersey o las manualidades (ja) y aquí me hice, del tirón, tres pares de pendientes bien chulos. Dos horas bien aprovechadas. Otra cosa no, pero imaginación y paciencia nos sobra a los reptiles. Lo que faltaba aquí...