Estamos ante una película “body-horror” muy disfrutable pero que falla en ciertos aspectos del guion y carece de imágenes gráficas teniendo en cuenta el tema que trata. La brillante dirección por parte de Julia Ducournau y la tétrica música de Jim Williams le suman muchos puntos, pero no suficientes como para otorgarle el status de peliculón (un 7 justito).

Está inteligentemente rodada y bellamente fotografiada, las actuaciones son buenas y con un ritmo lento consigue mantenerte pegado a la pantalla todo el rato gracias a su turbia historia que nos recuerda en cierta parte al estilo de David Cronenberg: sexualidad y gore. Lamentablemente hay ciertas inverosimilitudes dentro del guion (como, por ejemplo, que un personaje provoque un accidente de coche y no tenga ninguna consecuencia), pero creo que esto es más mi punto de vista, ya que pienso que la historia no quiere ser del todo verosímil, dejándose llevar a veces por lo onírico y el surrealismo, elementos que podemos encontrar en algunas películas de la “New French Extremity”, corriente a la que pertenecería esta película francesa. La predictibilidad de los hechos es otro de sus puntos negativos, y, por ende, casi ningún acontecimiento llega a sorprender a no ser que desconectes demasiado la mente.

Con una excelente dirección, fotografía y música, CRUDO nos ofrece una interesante historia de canibalismo que, si bien podría haber sido más fiel a la realidad, no deja de ser muy original y psicológicamente perturbadora.

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