Esta comedia ligera es una película de acción lejos de la adrenalina que tanto se estila actualmente. Un profesional asesino a sueldo, interpretado por el distinguido Nighy, ve cómo se complica acabar con su último encargo, una deliciosa Blunt, mientras se les une un entrañable Grint que pasaba por allí. Juntos emprenden una pequeña buddy movie que desarrolla una trama muy sencilla y británica.

Lynn tiene el mérito de encajar las piezas para que esta mezcla de géneros no se pierda por el camino. Su labor se ve limitada por el sencillo desarrollo de una trama que no da para más, que comienza con fuerza apoyándose en una acción contenida para ir perdiendo fuelle según crece su trama amorosa.

Una cinta que desprende aroma british por todos sus costados, con esos sicarios que primero preguntan y después disparan porque en el fondo son unos gentleman. Con unos solitarios personajes que forman una familia cuando menos lo esperaban, este modesto proyecto aguanta bien el paso del tiempo y saca una sonrisa con muy poco esfuerzo.