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Voto de Quatermain80:
8
Cine negro. Drama Johnny Ingram (Harry Belafonte), un cantante negro lleno de deudas debido a su compulsiva afición a las apuestas, Earl Slater (Robert Ryan), un ex presidiario racista que vive a costa de una mujer, y Dave Burke (Ed Begley), un ex policía corrupto y jugador, se unen para atracar un banco de Nueva York. Aunque el plan parece perfecto, pronto surgen entre ellos tensiones que pueden hacerlo fracasar. (FILMAFFINITY)
2 de junio de 2012
30 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para mi gusto, una de las mejores películas que he visto de Robert Wise, realizador que sin figurar habitualmente entre los más destacados del cine estadounidense, tiene en su haber filmes valiosos en distintos géneros, alcanzando momentos excelentes -desde el punto de vista formal- en muchos de ellos (prácticamente la totalidad de "The set-up", seguramente mi película preferida sobre el boxeo, la secuencia inicial de "West Side Story", que empequeñece el resto del filme, o el comienzo de "La amenaza de Andrómeda" en la que sucede lo mismo, son buenos ejemplos).

A falta de ver "The captive city", esta película corresponde, junto con "Nacido para matar", al género negro, siendo en mi opinión muy superior a este último título mencionado. El argumento se centra en tres personajes que encarnan -desde distintas perspectivas- el arquetipo del perdedor, o lo que es lo mismo, el negativo del también habitual triunfador que ejemplifica el cumplimiento del sueño americano. En este caso, la descripción minuciosa de los tres protagonistas (Dave, un viejo policía expulsado por corruptelas; Earl, un tipo racista, amargado y violento, cuyo matrimonio es un fracaso; Johnny, cantante en clubes nocturnos, separado y atrapado por un hampón al que debe dinero por perder en las apuestas) acapara más de la mitad del metraje, al tiempo que se nos muestra su desesperado intento por superar sus dificultades e insatisfacciones cometiendo un atraco a un banco.

El guión perfila perfectamente a los personajes, cuyos dramas respectivos (soledad, amargura y ludopatía) quedan muy bien reflejados, sin que ello suponga descuidar unos diálogos que por su ironía y causticidad resultan característicos del género. Los intérpretes trabajan a muy buen nivel, incluyendo al cantante Belafonte, aunque destacan especialmente Ed Begley y el siempre extraordinario Robert Ryan, uno de mis actores predilectos, en un rol que le viene como anillo al dedo.

Formalmente excelente, la película cuenta con una buena fotografía de Brun (muy destacable la iluminación del club en el que canta Johnny, o la oscuridad de la secuencia en la que Dave y Earl planean el robo), pero sobre todo tiene su mayor acierto en la ambientación un tanto lúgubre -calles sucias y encharcadas, tiempo predominantemente nuboso, cercano al invierno-, el rodaje en exteriores, y el estilo de dos secuencias. La primera de ellas me sorprendió mucho, y es la que más me gusta; es la que precede al robo, cuando Johnny y Dave dejan pasar las horas junto al sucio curso de un río. Lo interesante es que unas imágenes -sobre todo planos generales, alguna panorámica- que nos muestran a los dos personajes en actitud contemplativa, sugieren al tiempo las reflexiones y temores que les inundan, logrando así transmitir una sensación inquietante al espectador, mediante una pausa que no es tal. La segunda es la del robo, rodada en tiempo en real y con escasos diálogos, aportando una gran verosimilitud a las imágenes.
Acaba en spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Quatermain80
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