Ya no me acordaba de esta telenovela que tuve ocasión de ver allá por el año 1998 (anda que no ha llovido ni ná), pero ahora me dispongo a criticarla sin piedad.
La Usurpadora es... a ver... es mala de cojones. Pero mala, mala, mala. ¿Por qué creéis que le he puesto ese título a mi crítica? Porque te hace sentir como un yonki televisivo: sabes que es una mierda pero sigues queriendo ver el capítulo siguiente para saber qué coño le va a pasar a la dichosa Paulina, a su Carlos Daniel o a cualquiera de los otros personajes. Al menos, eso es lo que me pasó a mí. Llegué al extremo de volver corriendo a casa sólo para ver empezar el capítulo del día, a tanto llegaba mi locura.
El argumento es tan previsible que ya sabes que va a acabar bien. No faltan los típicos tópicos de las telenovelas: el hijo perdido, la zorrona súpermaquillada, los niños idiotas, la escena de la cárcel, la escena del hospital, el cura, el médico, el licenciado, la abuela que le reza a la Virgen de Guadalupe... En fin, que no es más que otra de tantas. Aunque a veces te ríes un rato, eso sí.
Si le pongo un 2 es porque, a pesar de todo lo mala que ha sido, la culpa ha sido mía por verla. Además, me reí un montón con muchas escenas de amor y de tensión, así que creo que eso bien vale dos estrellitas.