He llegado a El vuelo del Águila a consecuencia de "Un mundo sin orillas", un libro de Hélène Gaudy -lo recomiendo vivamente- , que desarrolla la misma peripecia que la película.

El vuelo del Águila es una obra sueca, hecha por suecos para suecos, que narra una página de su historia muy apreciada y bien conocida por todos en ese país escandinavo. De ahí, supongo, la premiosidad, la cantidad de detalles, guiños, referencias y la longitud del metraje: que nada falte ni caiga en olvido. De ahí también, quizás, el desconcierto del que se acerca a este film de nuevas y sin conocer nada de la epopeya ni la relevancia de unos sucesos patrios muy particulares en una época (finales del XIX) determinada por las hazañas científicas y las expediciones.

Salvados los escollos nacionalistas y las referencias históricas, tenemos una película de aventuras muy notable con una fabulosa ambientación e interpretación, un derroche de medios y decorados encomiables y una realización exquisita de la que, sin lugar a dudas, los suecos pueden sentirse bien orgullosos.