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Voto de vanquish:
2
14 de mayo de 2006
3 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nunca había oído hablar de este "entrañable personaje" que existió en la realidad.
Si el auténtico Munro se parece a este sobreactuado Anthony Hopkins creo que se ha ganado por derecho propio el ser considerado uno de los personajes más insoportables y cargantes de la historia del cine. Prácticamente no hay un plano en toda la película en el que Hopkins no aparezca en pantalla, sin ninguna subtrama que aligere el suplicio, y así se convierte en una sucesión de encuentros de Munro con agradables y bondadosos norteamericanos que aunque algo hoscos al principio, al poco tratan a nuestro protagonista como si lo conocieran de toda la vida ( que si Burt esto, que si Burt lo otro). Munro se nos presenta como un dechado de virtudes ya que es un genio de la mecánica, sabe cocinar, de física y de aeronáutica, es bondadoso y tolerante con todos y está en contra del tabaco y del alcohol. Sin embargo lo timan al llegar a la ciudad como a un paleto, no reconoce a un hombre travestido y no se supone que para correr en una pista hay que inscribirse antes. En conclusión estamos ante una película técnicamente correcta pero que a buen seguro llevará al tedio o incluso a la irritación del sufrido espectador mayor de doce años que vaya a ver este film neocelandés pero con toda la moralina del peor Hollywood.
Si el auténtico Munro se parece a este sobreactuado Anthony Hopkins creo que se ha ganado por derecho propio el ser considerado uno de los personajes más insoportables y cargantes de la historia del cine. Prácticamente no hay un plano en toda la película en el que Hopkins no aparezca en pantalla, sin ninguna subtrama que aligere el suplicio, y así se convierte en una sucesión de encuentros de Munro con agradables y bondadosos norteamericanos que aunque algo hoscos al principio, al poco tratan a nuestro protagonista como si lo conocieran de toda la vida ( que si Burt esto, que si Burt lo otro). Munro se nos presenta como un dechado de virtudes ya que es un genio de la mecánica, sabe cocinar, de física y de aeronáutica, es bondadoso y tolerante con todos y está en contra del tabaco y del alcohol. Sin embargo lo timan al llegar a la ciudad como a un paleto, no reconoce a un hombre travestido y no se supone que para correr en una pista hay que inscribirse antes. En conclusión estamos ante una película técnicamente correcta pero que a buen seguro llevará al tedio o incluso a la irritación del sufrido espectador mayor de doce años que vaya a ver este film neocelandés pero con toda la moralina del peor Hollywood.