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Voto de AlejandroES:
7
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Thriller
Lorenzo, un pintor de unos 50 años, reconstruye su vida luego de unos tiempos difíciles. Se encuentra ansioso por el hijo que tendrá con su nueva mujer, Sigrid. Durante el embarazo, ella empieza a tener cierto comportamiento obsesivo y malicioso, que tensa la relación entre ambos. La situación se complejiza y las emociones no parecen están controladas por la pareja. Con el nacimiento del bebé, los conflictos se agudizan y el vínculo ... [+]
9 de agosto de 2019
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La comparación con "El Bebé de Rosemary", de Roman Polanski, resulta inevitable. No tanto porque la película de Sebastián Schindel haga uso de alguna de sus ideas o temáticas, sino porque, en tanto que thriller (por cierto, Mauricio Bravo en su crítica ¿nos dice que esta película pertenece al género terror? ¿What?), "El Hijo" logra alcanzar casi los mismos niveles de tensión y de suspenso al que Polanski nos tiene acostumbrados.
Hablar de "copia devaluada", como leí por ahí, o de imitación me parece, además de una falta de respeto a la obra de cualquier director/a, muestra de una peligrosa ignorancia y falta de perspectiva. ¿Acaso "El Bebé de Rosemary" no hace uso de recursos tremendamente repetidos a lo largo de la historia? A fin de cuentas, no estamos hablando más que de arquetipos y mitologemas occidentales que se repiten una y otra vez a través de relatos, películas, canciones, etc., aunque siempre desde diferentes situacionalidades (de allí la idea de "originalidad"). Entonces, decir que esta película es una copia, teniendo tantos elementos distintos, en un contexto social y tecnológico tan diferente (mientras que en la de Polanski se habla de magia negra, en "El Hijo" se habla de ciencia) me parece totalmente injustificado.
Pero, más allá de esta comparación casi obligada con la película de Polanski, “El Hijo”, a mi parecer, es una película que se vale por sí misma y merece ser mirada. Introduce, aunque muy por arriba, nociones del mundo de las matemáticas y la física (con un concepto tan interesante como el de la proporción aurea), algo de biología, pintura y psicología (el simbolismo del cuadro de Goya y su interpretación psicológica daría para escribir algunas páginas más). Este pastiche, que podría tranquilamente marear y perder a los espectadores, no hace otra cosa que mantenernos atentos en los aparentes “momentos más tranquilos” de la película. Por eso y por tener una buena dirección, además de actuaciones bien logradas y convincentes, es super recomendable que ignoren las malas puntuaciones de esta página y vayan a verla.
Hablar de "copia devaluada", como leí por ahí, o de imitación me parece, además de una falta de respeto a la obra de cualquier director/a, muestra de una peligrosa ignorancia y falta de perspectiva. ¿Acaso "El Bebé de Rosemary" no hace uso de recursos tremendamente repetidos a lo largo de la historia? A fin de cuentas, no estamos hablando más que de arquetipos y mitologemas occidentales que se repiten una y otra vez a través de relatos, películas, canciones, etc., aunque siempre desde diferentes situacionalidades (de allí la idea de "originalidad"). Entonces, decir que esta película es una copia, teniendo tantos elementos distintos, en un contexto social y tecnológico tan diferente (mientras que en la de Polanski se habla de magia negra, en "El Hijo" se habla de ciencia) me parece totalmente injustificado.
Pero, más allá de esta comparación casi obligada con la película de Polanski, “El Hijo”, a mi parecer, es una película que se vale por sí misma y merece ser mirada. Introduce, aunque muy por arriba, nociones del mundo de las matemáticas y la física (con un concepto tan interesante como el de la proporción aurea), algo de biología, pintura y psicología (el simbolismo del cuadro de Goya y su interpretación psicológica daría para escribir algunas páginas más). Este pastiche, que podría tranquilamente marear y perder a los espectadores, no hace otra cosa que mantenernos atentos en los aparentes “momentos más tranquilos” de la película. Por eso y por tener una buena dirección, además de actuaciones bien logradas y convincentes, es super recomendable que ignoren las malas puntuaciones de esta página y vayan a verla.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Otra recurso del que se vale Schindel que nos recuerda al film de Roman Polanski, es el de no mostrarnos en ningún momento la apariencia de ese eternamente diferido "hijo". Productos de una hibridación entre lo humano y lo paranormal, ambos "bebés" sólo nos dan indicios sobre la monstruosidad de sus apariencias por el reflejo que provocan en los rostros horrorizados de sus “madres” (Rosemary por un lado, y la madrina Julieta por el otro).
El horror linda con el miedo pero no es lo mismo (de ahí la confusión de Mauricio Bravo). Lo horroroso puede generar miedo pero el miedo, como tal, sólo es posible si se logra identificar aquello a lo que se tiene miedo, uno ve o intuye su presencia y siente inquietud ante la posibilidad de que “eso” le haga daño. En cambio, “lo horroroso” en “El Hijo” y en “El Bebé de Rosemary”, está tratado de tal manera que busca transmitirnos, más que terror a algo presente, una angustia a lo desconocido. La angustia -siguiendo a Heidegger- es la presencia de la nada en nuestras vidas, la incertidumbre de lo desconocido e incierto, la absoluta "no presencia" (por eso, la angustia y la muerte tienen una relación tan íntima en la filosofía del pensador alemán). Que en ambas películas se respete esa sutil diferencia estética y que no se nos muestre nunca el rostro del “bebé”, no me parece un dato menor para tener en cuenta al momento de juzgarlas.
El horror linda con el miedo pero no es lo mismo (de ahí la confusión de Mauricio Bravo). Lo horroroso puede generar miedo pero el miedo, como tal, sólo es posible si se logra identificar aquello a lo que se tiene miedo, uno ve o intuye su presencia y siente inquietud ante la posibilidad de que “eso” le haga daño. En cambio, “lo horroroso” en “El Hijo” y en “El Bebé de Rosemary”, está tratado de tal manera que busca transmitirnos, más que terror a algo presente, una angustia a lo desconocido. La angustia -siguiendo a Heidegger- es la presencia de la nada en nuestras vidas, la incertidumbre de lo desconocido e incierto, la absoluta "no presencia" (por eso, la angustia y la muerte tienen una relación tan íntima en la filosofía del pensador alemán). Que en ambas películas se respete esa sutil diferencia estética y que no se nos muestre nunca el rostro del “bebé”, no me parece un dato menor para tener en cuenta al momento de juzgarlas.