127 Horas narra la historia de Aaron Ralston un escalador estadounidense que queda atrapado en Blue John Canyon sin que nadie sepa de su paradero viéndose obligado a tomar unas decisiones muy duras. Sin duda es una de las películas del año, no sólo por lo que cuenta, sino por todo su conjunto en sí (audio, vídeo...) y el mensaje que transmite que bien claro queda reflejado en el trailer: "No hay fuerza más grande que la voluntad de vivir". El montaje de la película ha sido excepcional, siendo uno de los puntos fuertes de ésta, cada plano y toma muestra exactamente lo justo y necesario manteniendo la atención del espectador fija en lo que quiere revelar. La dirección y el guión no se quedan atrás, a diferencia de la mayoría de las adaptaciones cinematográficas, 127 Horas a sabido llevarse a la gran pantalla sin perder ni una sola gota del hermoso jugo que produce su argumento. Cabe destacar que al durar 93 minutos puede parecer a algunos que es algo corta, pues NO, la película tiene exactamente una duración idónea para lo que quiere relatar, si hubiese durado más se habría convertido probablemente en un "tostón" por lo que perdería la frescura que la caracteriza. La banda sonora sin duda es una de los mejores aspectos del film, combinando distintos tipos de música de una manera muy acertada, es más me arriesgo a decir que para mí junto con la BSO de Origen (Hans Zimmer) es mi favorita a ganar el Óscar. Por último pero obviamente no menos importante me gustaría enfatizar la sublime actuación que ha realizado James Franco siendo para mí el punto más álgido de la película. En mi opinión nos encontramos ante el ganador del Óscar al Mejor Actor Principal de 2011, dada la gran preparación y dificultades que tuvo a la hora de hacer un film de tal calibre. Es necesario darse cuenta de la gran complejidad de su papel, no sólo por el hecho de ser el único personaje de la película el 80% del tiempo, sino porque al ser primeros planos la mayoría de las veces tenía que tener cada músculo de la cara colocado de una forma específica para que en su conjunto pudiese expresar con total exactitud el dolor y desesperación que tuvo que sufrir Aaron Ralston en 2003.
Resumiendo, se trata de una composición con un gran mensaje moral y es que NADIE puede ni debe hacer todo solo ni NADA puede frenar al ser humano si realmente desea algo...