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Voto de El Extranjero :
4
Drama Los Klingenfeldt, una familia de la alta burguesía danesa, se disponen a celebrar el sesenta cumpleaños del patriarca, un hombre de trayectoria y reputación intachable. Sin embargo, sus tres hijos, aunque muy diferentes entre sí, están dispuestos a aprovechar la ocasión para sacar a relucir los trapos sucios de la familia. (FILMAFFINITY)
20 de julio de 2016
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra cosa son ya los análisis que se pueden extraer de ella. ¿Nunca os ha pasado que una película os parezca más sugerente a la hora de comentarla que mientras la veíais?

Empezando. La manera de la que está filmada. No me gusta. Ni como resultado físico ni la motivación que hay detrás. La intención que rige la existencia de este movimiento cinematográfico, la de supresión de todos los medios disponibles a la hora de hacer cine a modo de protesta contra las desorbitadas inversiones que se llegan a empeñar a la hora de crear un largometraje, es absurda e hipócrita, pues sería equiparable por ejemplo a algo tan descabellado que nos pusiéramos a alimentarnos con pan y agua solamente, a modo de protesta a que haya mucha cantidad de comida que se tira. ¿A que no parece muy sensato? ¿Para qué desquiciar, crear una sensación de aturdimiento en el espectador cuando se puede servir de recursos que faciliten a transmitir emociones de una manera más intensa, notoria?

Después. Me ha parecido una película de momentos. De momentos muy buenos, cojonudos, eso hay que decirlo. Destaco tres.

El primero. Cuando Micheal, el desquiciado, neurótico y agresivo hijo menor se pega una hostia monumental en la ducha y se pone a dar voces con su mujer. Catalogo la escena como un divertido intercambio de ocurrentes descalificaciones. Gran escena. Pertenece al primer tercio de la película, que en cierto modo sirve de prólogo. Presenta momentos de montaje acelerado, el cambio de una escena a otra roza lo videoclipero en algunos momentos. Por su escasa vistosidad, (cuestión referente directamente al movimiento Dogma95) y quizás por el poco desarrollado de lo presenciado, a pesar de su 'trepidante' montaje esa parte no me ha entusiasmado demasiado.

El segundo. La anécdota del abuelo. Será una frivolidad si lo destacamos entre lo que 'de verdad importa de la película', pero a mí es que me ha encantado. Narrada con mucho arte, gracejo, simpatía y carisma. Habéis oído eso de "no es lo que cuentas, sino el cómo". Pues en el cómo el veterano intérprete saca matrícula. Y el contenido es igual o más divertido aún. Cuenta que su hijo (el ahora patriarca, sí, sí, el abusador) de pequeño tenía problemas con las chicas. Al contárselo, el abuelo le sugirió que se pusiese una patata en el bañador y que se fuese a la piscina. Al terminar el día, (Helge, entonces el hijo pequeño) vuelve a casa más abatido que nunca, alegando que las chicas se habían reído más que nunca de él. Y el abuelo le pregunta: ¿pero has hecho lo que te dije? Sí, me metí una patata en el bañador, por detrás. El abuelo se empieza a reír, "le había dicho meterse la patata, pero no en qué parte".

La tercera. El 'renacer' de Christian. Cuando vuelve de noche, del bosque, lejos de rendirse continúa su carga con más ímpetu que nunca. No me acuerdo muy bien de lo que dijo, pero en el momento me hizo mucha gracia. Esta vez las palabras de cariño iban dedicadas para su madre. Las palabras "cuando entraste a la habitación y viste la polla dura de mi padre sobre mi pelo" estaban incluidas en la línea de diálogo.

Si digo que en general la película no me ha gustado demasiado, es porque la encuentro irreal y rebuscada. La credibilidad es escasa. La ausencia de la natural conmoción que generalmente suscitaría la repentina declaración de Christian (por muy o nada real que sea) ayuda a engendrar una extraña sensación de terror, de que en realidad toda la familia es una conspiración y que todos son unos degenerados, pero sin este giro de guión no es entendida la parquedad de su asombro. Luego está Christian, que vuelve y vuelve y los demás como si nada, tarda tres horas en desatarse del árbol del bosque y a eso la cámara no le parece prestar demasiada importancia, como si fuera lo más normal del mundo. Tiene buenos momentos, como la cualidad clasista que se le puede otorgar al conflicto, -que es como una especie de Guerra Fría,- puesto que es una reivindicación de los oprimidos (los que no son importantes) contra los opresores (que son a su vez los respetados). La implicación de los criados en el plan de Christian (que queda muy distante de todos ellos) fomenta dicha impresión.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
El Extranjero
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