Así como buena parte del dicho sufrimiento radica en la lucha del hombre con su propia incapacidad de contraer fé; el discurrir de los días es insoportable si se vive de esta forma, la vida deja de tener sentido, de hecho es casi como estar muerto o incluso peor. El proceso de vivir se torna maldición en lugar de bendición.

Un contratiempo de carácter extremo (como es el ejemplo que presenta este largometraje) una situación de amenaza o peligro real suele ser el detonante para pararse a contemplar y hacerse una serie de preguntas, hasta entonces o el resto del tiempo se tiende a vivir de forma ciega, porque parece más cómodo y menos doloroso. De hecho desahuciar la fé, actuar como si no existiera (postura que se acostumbra adoptar con algo cuando no se entiende, cuando saberse ignorante supone una experiencia incompatible con la existencia, nuestro ego no lo puede resistir) o directamente negarla (consecuencia directa del anterior paso, acto reflejo, mecanismo de autodefensa) es la postura más práctica, además uno puede ampararse en la razón y adoptar una postura de intelectual, lo cual además le reportará aceptación.

La película tiene momentos de mal cine, trata de inducir más que llevar a la reflexión, pero desde mi impresión intenta de no prostituir el tema que aborda y expone verdades en un lenguaje accesible (a modo de antítesis, me acordé del introncado y extenuante diálogo que mantuvieron Alexei e Ivan en la novela 'Los hermanos Karamazov' acerca de fé y de la existencia de Dios y en el cual me dio la impresión de que el autor estaba debatiendo consigo mismo, -si ni este tió lo tiene claro, pensé, apañados estamos los demás-) y la conclusión a la que me hizo llegar es que el mayor castigo que Dios le dio a la humanidad es a hacerlos poco propensos a desarrollar la fé, que sea un proceso que nos resulte muy complicado, incluso doloroso.

Por eso quizás es por lo que sea tan tierno, duro e incómodo a la vez ver a personajes de niñas de diez años (llego a que sus personajes los escribió gente adulta) intentándolo entender o mejor dicho explicándotelo. Es poner el dedo en la llaga. Hacen falta más películas así, aunque cinematográficamente no sean un prodigio y caigan en los errores mainstream de unos personajes que en ocasiones pecan de poco naturales (Garner), porque tan poderoso es el tema que abordan que despiertan conciencias (y engañan a tu cerebro que es de/por lo que finalmente consiste, trata y pasa la fé, conseguir, por un momento, despegarte de tus dogmas racionales más arraigados) pese a sus defectos, pero por lo visto solo se puede hablar de fé desde una perspectiva turbia, trágica y viciada para no ser vilipendiado.