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Voto de El Extranjero :
2
6,4
6.878
Intriga
Un joven llamado Todd Bowden (Brad Renfro) descubre que un anciano del vecindario (Ian McKellen) es un antiguo miembro de las S.S. El tenebroso asunto no hace sino excitar la curiosidad del muchacho, que se deja seducir por los terribles relatos de su nuevo "amigo"... (FILMAFFINITY)
19 de agosto de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La macabra relación que podría establecerse entre un anciano nazi y un adolescente ávido por nutrirse de detalles morbosos del holocausto judío enseguida pierde toda la credibilidad.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
No me creo que el chaval chantajee con tanto descaro al viejo, se me hace demasiado cargante y pretencioso. Por no hablar ya de que el anciano piensa 'arrastrar' con él al chaval en el caso de que se chive, alegando que este no le delató a su debido tiempo conociendo su pasado nazi, augurandole un futuro ominoso. (Luego al final pretenden acojonar al espectador con las preguntas incómodas de los policías al chaval, una vez que el compañero de cuarto de hospital de McKellen es casualmente un judío cuya familia pereció a causa de ese hombre, menuda casualidad.)
Y sí, lo que se te quiere hacer ver es 'lo malos que son los nazis', que dan miedo y a los que se les despierta el instinto asesino y les da por freír vivos gatitos en el horno, que contagian su perversidad a cándidos muchachos que hasta ahora sacaban las mejores notas y eran el orgullo de mamá y papá, como solo un viejo nazi podría hacerlo... Y para redondear el culebrón ahí está David Schwimmer, al que le ponen un bigote a lo Freddie Mercury para que rápidamente sepamos que es gay, que no haya posibilidad de confusión. Y claro, es una cualidad que le sirve para dejarse amedrentar (con un presunto abuso sexual cuando solo le estrechó la mano con un gesto extraño, y por otro lado, si pretendía obtener algo de él, ¿cómo es que le pone sobresalientes en todas las materias y luego viene a reclamarle algo?, lo lógico sería al revés) verbalmente por un chaval 20 años más joven (cualidad que aprendió de su amigo el abuelo nazi, los nazis han inventado las técnicas de la manipulación, como no, -simultáneamente vemos como McKellen perece- un monstruo muere mientras que otro, su pupilo, nace, lúcida metáfora, ha aprendido la lección y se ha graduado con matrícula de honor) como guinda colosal (e inquietante) de la peli... En fin.
Hubiera preferido una perorata del anciano acerca de las monstruosidades que hacían ahí, pues la conciencia de la existencia del mal expande la mente y nos vuelve más precavidos de no cometer errores parecidos.
Yo creo que el holocausto fue posible porque ofrecía a millones de alemanes la posibilidad de sentirse integrados en una causa común, de poderoso calado y que contaba con muchos acólitos, prácticamente todo un país. Nada como el instinto asesino, de poder ejercer la superioridad mediante el abuso contra otro colectivo más débil tiene tanta efectividad a la hora de unir a las masas por un objetivo común, pues crea sensación de integración y fortaleza. Aparte de realizar la necesidad del sentido de pertenencia que tiene el ser humano, pienso que era mucho más fácil y menos problemático el dejarse llevar.
En ese sentido la película es especialmente decepcionante, pues no escarba en la psicología del mal, te lo tienes que imaginar tú solo y tratar de sacar tus propias conclusiones.
Y sí, lo que se te quiere hacer ver es 'lo malos que son los nazis', que dan miedo y a los que se les despierta el instinto asesino y les da por freír vivos gatitos en el horno, que contagian su perversidad a cándidos muchachos que hasta ahora sacaban las mejores notas y eran el orgullo de mamá y papá, como solo un viejo nazi podría hacerlo... Y para redondear el culebrón ahí está David Schwimmer, al que le ponen un bigote a lo Freddie Mercury para que rápidamente sepamos que es gay, que no haya posibilidad de confusión. Y claro, es una cualidad que le sirve para dejarse amedrentar (con un presunto abuso sexual cuando solo le estrechó la mano con un gesto extraño, y por otro lado, si pretendía obtener algo de él, ¿cómo es que le pone sobresalientes en todas las materias y luego viene a reclamarle algo?, lo lógico sería al revés) verbalmente por un chaval 20 años más joven (cualidad que aprendió de su amigo el abuelo nazi, los nazis han inventado las técnicas de la manipulación, como no, -simultáneamente vemos como McKellen perece- un monstruo muere mientras que otro, su pupilo, nace, lúcida metáfora, ha aprendido la lección y se ha graduado con matrícula de honor) como guinda colosal (e inquietante) de la peli... En fin.
Hubiera preferido una perorata del anciano acerca de las monstruosidades que hacían ahí, pues la conciencia de la existencia del mal expande la mente y nos vuelve más precavidos de no cometer errores parecidos.
Yo creo que el holocausto fue posible porque ofrecía a millones de alemanes la posibilidad de sentirse integrados en una causa común, de poderoso calado y que contaba con muchos acólitos, prácticamente todo un país. Nada como el instinto asesino, de poder ejercer la superioridad mediante el abuso contra otro colectivo más débil tiene tanta efectividad a la hora de unir a las masas por un objetivo común, pues crea sensación de integración y fortaleza. Aparte de realizar la necesidad del sentido de pertenencia que tiene el ser humano, pienso que era mucho más fácil y menos problemático el dejarse llevar.
En ese sentido la película es especialmente decepcionante, pues no escarba en la psicología del mal, te lo tienes que imaginar tú solo y tratar de sacar tus propias conclusiones.