Donde más peligro tenía de derrumbarse la película, es en la falta de credibilidad que presenta su fantasioso guión, pero el hecho de que la peculiaridad no trata de ser disimulada en ningún momento, da fuelle a un relato que consigue plantear de manera virtuosa un esquema cuyo único móvil, podríamos decir que es el deseo. Deseo de algo clandestino, que percibes como prohibido. Es algo que al ser misterioso, despierta la pasión, al igual que la del espectador.

El guión no se muestra titubeante dentro de su irracional narración, y no se precipita a la hora de enlazar acontecimientos. El resultado es un extraño pero sugerente cóctel de emociones y encajes como los de un complejo puzzle, en el que la pega que veo es su previsibilidad de cara al desenlace; las bases de la película están asentadas de tal modo que el augurio de un final trágico es apuesta segura. Aparte de que como término lo veo inadecuado (se ve un cierre demasiado impostado), además se veía venir.

Pero la película está interesante, recomendaría su visualizado.