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Intriga
Michael Armstrong (Paul Newman) es un físico norteamericano que viaja a la República Democrática Alemana con Sarah Sherman (Julie Andrews), su novia y secretaria. Una vez allí decide solicitar asilo político. En realidad, ha fingido ser un desertor y traicionar a su patria con el fin de acceder a un prestigioso investigador de la Alemania Oriental, y poder así obtener datos sobre una peligrosa tecnología nuclear soviética. (FILMAFFINITY) [+]
12 de julio de 2013
7 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que tú digas, Michael. Lo que tú quieras, Michael. Eso más o menos pensará la señorita Sarah respecto al profesor Armstrong. Porque, a ver, en serio: que el señor Paul Newman sea un traidor comunista, o no lo sea, ¿qué importa? ¡Oh, Paul!
Película aburrida de Hitchcock que si te pilla por la noche después de un día largo y cansado contribuirá a que te entre más sueño, justo lo que me ocurrió a mi. La trama de espionaje se mantiene durante apenas una hora para derivar luego en un sopor arrítmico, pedante y efectista que no aporta ni intriga ni interés. Claro, ante obras como esta los criterios cinematográficos se te desmoronan, o más bien se te afianzan según se mire, porque se llega a la conclusión de que casi cualquier película actual con menos pretensiones y temática más ligera te hace pasar mejor rato sin que te obligue a mirar la hora cada cinco minutos. Hitchcock hará fetén ese plano o esa perspectiva determinada, cosa que a estas alturas no debería producirnos ese novedoso jolgorio técnico, pero en lo que respecta a darle espíritu, fuerza, cohesión y verdadera intriga a una historia, se desenvuelve con mediocridad; además de plantear unas situaciones y unos momentos de acción muy chapuceros. Ese cuchillo que se rompe... ejem, ejem.
La pareja protagonista no brilla precisamente por sus interpretaciones, y con esto no quiero dar a entender el sacrilegio que supondría decir que Paul Newman está mal. No, Paul Newman siempre está bien, pero es que tiene un personaje sin vida y sin forma, dentro de una película sin forma y sin vida. Julie Andrews, inexistente. Muy mona, pero inexistente. Como si ninguno tuviera la conciencia clara de lo que les está pasando.
Plomiza, sin tensión y con una historia que no se puede tomar en serio. Una completa «alfredada» sin encanto. Flojísima.
Película aburrida de Hitchcock que si te pilla por la noche después de un día largo y cansado contribuirá a que te entre más sueño, justo lo que me ocurrió a mi. La trama de espionaje se mantiene durante apenas una hora para derivar luego en un sopor arrítmico, pedante y efectista que no aporta ni intriga ni interés. Claro, ante obras como esta los criterios cinematográficos se te desmoronan, o más bien se te afianzan según se mire, porque se llega a la conclusión de que casi cualquier película actual con menos pretensiones y temática más ligera te hace pasar mejor rato sin que te obligue a mirar la hora cada cinco minutos. Hitchcock hará fetén ese plano o esa perspectiva determinada, cosa que a estas alturas no debería producirnos ese novedoso jolgorio técnico, pero en lo que respecta a darle espíritu, fuerza, cohesión y verdadera intriga a una historia, se desenvuelve con mediocridad; además de plantear unas situaciones y unos momentos de acción muy chapuceros. Ese cuchillo que se rompe... ejem, ejem.
La pareja protagonista no brilla precisamente por sus interpretaciones, y con esto no quiero dar a entender el sacrilegio que supondría decir que Paul Newman está mal. No, Paul Newman siempre está bien, pero es que tiene un personaje sin vida y sin forma, dentro de una película sin forma y sin vida. Julie Andrews, inexistente. Muy mona, pero inexistente. Como si ninguno tuviera la conciencia clara de lo que les está pasando.
Plomiza, sin tensión y con una historia que no se puede tomar en serio. Una completa «alfredada» sin encanto. Flojísima.