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Voto de Ferdydurke:
2
5,4
6.645
Intriga. Thriller
Christine Lucas (Kidman) es una escritora de 47 años que, a raíz de un accidente sufrido cuando tenía 25, es incapaz de recordar el pasado y de retener los recuerdos más recientes. Cada día, al despertarse, cree que está soltera y que aún tiene que tomar grandes decisiones, pero, como todos los días, descubre que vive con su marido (Colin Firth) y que las decisiones vitales más importantes ya están tomadas. (FILMAFFINITY)
29 de agosto de 2020
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
No confíes en nadie, cierto, son muy mala gente, todos te mienten. Para que lo sepas, yo te lo tengo que decir, para eso estoy, para cantar las más malas noticias, para aguar las más divertidas fiestas, es mejor pedir que de robar, que tú ya no tienes cuarenta, hace bastante tiempo que los dejaste atrás, qué gran pena, ya tú sabes, el tiempo que vuela y a nadie respeta ni perdona, ni a las divas más coquetas, ostras, andabas en 2014, año del señor en que está fechada esta magna obra, ya por los cuarenta y siete, que sí, que estabas estupenda todavía, que muy bien llevados y estirados y toda la fiesta y que nada importa ni pasa alguna cosa, pero eso, siete más de los que te cuentan, ea, para que despiertes de tanta afrenta, de nada, hermosa, mía Nicola.
Una hora y quince minutos de tanteo y quince finales de infierno.
El marido, el médico, la amiga y los recuerdos, todo al retortero. Cada día empieza de nuevo todo. La marmota del cuento vive en tu cuerpo. El eterno retorno traicionero. Qué hacemos con eso, con ese señor, lo primero, Colin Firth, el elegante tipo que dice ser tu marido y del que desconfiamos por completo.
Trata de ser estilosa e intrigante, entretenida y misteriosa, tampoco aburre mucho ni interesa demasiado, casi nada, transcurre morosa, más o menos trágicamente, curiosona, entre "Memento" y "Reencarnación", fríamente, inane, torpe, malamente.
Una hora y quince minutos de tanteo y quince finales de infierno.
El marido, el médico, la amiga y los recuerdos, todo al retortero. Cada día empieza de nuevo todo. La marmota del cuento vive en tu cuerpo. El eterno retorno traicionero. Qué hacemos con eso, con ese señor, lo primero, Colin Firth, el elegante tipo que dice ser tu marido y del que desconfiamos por completo.
Trata de ser estilosa e intrigante, entretenida y misteriosa, tampoco aburre mucho ni interesa demasiado, casi nada, transcurre morosa, más o menos trágicamente, curiosona, entre "Memento" y "Reencarnación", fríamente, inane, torpe, malamente.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Hasta ese final miserable, convencional, tedioso, topiquero, horroroso, de cine de género charcutero, de psicópatas y esos tristes cuentos. Con un epílogo sensiblero de por medio grotesco con hijo recuperado y cicatriz en el rostro del marido bueno cornudo con la señal para siempre del hecho infausto consumado fuera de lo hogareño.
Todo eso te pasó, tanto martirio y calvario, por ser tan mala mujer, por acostarte, ese fornicio, con otro, o varios, no sabemos del alcance del nefando vicio, en hoteles de mala muerte junto al aeropuerto, mala metáfora de tu promiscuidad insana, por tener sexo pecaminoso fuera del sagrado matrimonio, lejos del inmaculado lecho conyugal, ese oprobio, tanta felonía, siempre se paga muy caro y corres el gran riesgo de encontrarte en la cama con un importante majadero que se líe la manta a la cabeza y empieza a repartir mandobles, a diestro y siniestro, yo lo digo a todos, es mucho mejor ir a cenar a tu casa puntualmente, a la hora señalada, con tu marido y tu hijo que te quieren tanto y que te están esperando con los brazos abiertos y la comida caliente, ansiosos de tu cariño de amante madre y esposa, siempre.
Todo eso te pasó, tanto martirio y calvario, por ser tan mala mujer, por acostarte, ese fornicio, con otro, o varios, no sabemos del alcance del nefando vicio, en hoteles de mala muerte junto al aeropuerto, mala metáfora de tu promiscuidad insana, por tener sexo pecaminoso fuera del sagrado matrimonio, lejos del inmaculado lecho conyugal, ese oprobio, tanta felonía, siempre se paga muy caro y corres el gran riesgo de encontrarte en la cama con un importante majadero que se líe la manta a la cabeza y empieza a repartir mandobles, a diestro y siniestro, yo lo digo a todos, es mucho mejor ir a cenar a tu casa puntualmente, a la hora señalada, con tu marido y tu hijo que te quieren tanto y que te están esperando con los brazos abiertos y la comida caliente, ansiosos de tu cariño de amante madre y esposa, siempre.