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España España · MADRID
Voto de ELZIETE:
5
Drama. Romance. Intriga Tres cineastas estadounidenses descubren a una extraordinaria bailarina llamada María Vargas. Sin perder ni un minuto, se trasladan a Hollywood y lanzan a la desconocida al estrellato. Kirk, el productor de sus películas, corteja en vano a María. Ella, para humillarle, accede a acompañar al multimillonario Bravano en un crucero por la Riviera. (FILMAFFINITY)
19 de abril de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
A Mankiewicz (1909-93), uno de los grandes guionistas y directores de la historia (también produjo como en este caso), en el mejor momento de su carrera se le va la mano o mejor dicho la pluma en esta fábula donde una "cenicienta" española es convertida de la noche a la mañana por una "bruja madrina" en una estrella de Hollywood y al final se casa con un "Príncipe Conde" con el que desgraciadamente no puede comer perdices porque la vida no es como los guiones. Una vida  como la de Rita Hayworth, a la que se le ofreció el papel principal o la relación que la propia Ava Gadner tuvo con Howard Hughes que inspiran y revolotean sobre el guión.
Mankiewick se marchó de la MGM donde empezó guionizando y produciendo porque no le dejaban dirigir y se fue a la Fox que se lo permitió donde consiguió lo mejor de su cosecha y fama. Ahora vuelve a dejar la Fox y regresa a la MGM para rodar "Julio Cesar" la primera de tres películas contratadas. Al no ponerse de acuerdo con los siguientes proyectos la United le ofrece financiarle su propia productora "Figaro" y darle total libertad. Paradojicamente los dos films que realiza a continuación empezando por el que nos ocupa fracasan y tiene que volver "al redil". No era la primera vez que directores consagrados o actores iniciaban caminos "independientes" de los grandes estudios y acababan fracasando, al menos ante el público. 

En la que nos ocupa, y usando un símil futbolístico, Mankiewicz se empacha de balón, y construye una historia más literaria que cinematográfica con unos diálogos que rozan, cuando no invaden lo pretencioso en un artificio a mayor gloria de Ava Gadner a la que el director sabe sacarle una de sus mejores actuaciones cuando no está luciendo vestuario o palmito. Consigue también con acierto lo mejor de Bogart que responde con menos tics de los habituales en un personaje entrañable y cínico a la vez. La química entre  él y Ava es de lo más salvable a pesar de que en la vida real la cosa fuera muy distinta. A la postre es el siempre eficiente Edmund O'Brien que no le apetecía hacer un papel de reparto en un momento dulce de su carrera el que se llevó el Oscar por ese dicharachero y servil representante de toda la hipocresía de una industria que Mankiewicz conoce muy bien y cuya sátira parecía el leitmotiv inicial de una película que acaba por dar tumbos repetitivos y acabar de forma precipitada en una segunda parte que parece otra película donde la crítica a la industria deja paso a un drama tan impotente como el Conde de marras. Para disgustó del director, James Mason rechazó el papel del Conde.

No acierta tampoco Mankiewicz con el tono narrativo con esas voces en off que nos van explicando lo que ocurre y que resultan innecesarias. No es Welles. Tampoco es el Mankiewicz corrosivo de "Eva al desnudo" o el poético de "El fantasma y la señora Muir". A la postre fue "el animal más hermoso del mundo" o "el más evolucionado ejemplar de la especie femenina", "títulos" que acumuló en su juventud esta "salvaje" hija de humildes granjeros de Carolina del Norte la que queda en el recuerdo bailando descalza en un Madrid y una España donde encontró la libertad para beberse la vida a grandes tragos.

cineziete.wordpress.com
ELZIETE
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