Desde las frías tierras del norte nos llegó las pasadas navidades una película muy cálida, aparentemente coyuntural que utiliza la excusa de esas fechas para mostrar un fresco (nunca mejor dicho) retablo de historias mínimas donde reflexionar sobre la condición humana con sus grandezas y sus miserias. Dirigida con una sobria y sencilla eficacia acompañamos en la Nochebuena a unos personajes que acaban por representarnos a todos. Bien interpretada, plagada de detalles, con un uso ajustado de la banda sonora y una fotografía que sabe sacar partido a la noche helada donde las sombras alternan con las luces de colores propias de la festividad.

Que nadie espere una comedia navideña made in Hollywood sino una comedia dramática tan sugerente, bella y desgraciadamente efímera como la aurora boreal que sirve de telón final. Vale la pena recuperarla por la red.
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