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España España · MADRID
Voto de ELZIETE:
8
Intriga. Drama. Cine negro Manny es un músico de jazz que vive apaciblemente en Nueva York con su esposa Rose y sus dos hijos pequeños. En una aseguradora, una empleada lo confunde con un ladrón que había robado allí unos días antes y lo denuncia a la policía. Comienza entonces para él una angustiosa pesadilla: es detenido y acusado de una serie de hurtos perpetrados en el barrio. Lo terrible es que todos los testigos y las pruebas caligráficas corroboran su ... [+]
20 de octubre de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En su década prodigiosa de los años 50 el ya reconocido como "El maestro del suspense" decide arriesgarse, salirse de su zona de confort y Alfred abandona en buena medida el género Hitchcock que él mismo había creado para narrar un drama de corte documental sacado de una noticia publicada en la revista Life en el 53 sobre un hecho real, con visos de tragedia clásica. Lo hace para la Warner con quien aún le quedaba una película para cumplir el contrato que había firmado en el 53 por cuatro años. Tampoco es la primera vez que arriesgaba o se salía del "carril". Ya lo había hecho con su primera entrega para la Warner, "Yo confieso", otro drama, o en el extremo opuesto el año anterior en el 55 con la extravagante comedia de humor inglés "Pero..¿quién mató a Harry". Ambos "experimentos" al igual que "Falso culpable" fueron un fracaso de taquilla. El público quería a Hitchcock y no a Alfred por mucho que el maestro tuviera que modificar sus habituales cameos para hacer él mismo una introducción, plásticamente muy brillante en la que advertía a su público que esta película iba de otra cosa no por ello menos inquietante que sus tramas habituales.

A Truffaut, en su mítica entrevista le dijo que con esta cinta exorcizaba un trauma de su infancia en el que se las tuvo que ver con la policia. La angustia que sufre el protagonista encarnado por un Henry Fonda de rostro hierático y atribulado al que Hitchcock le somete a un tercer grado de primeros planos magistrales que traslucen cada uno de sus pensamientos, domina todo el metraje. Un hombre común de hábitos cotidianos y ejemplar padre de familia, un hombre de fé con un rosario siempre en su bolsillo que se ve sometido al capricho del destino, de un dios en este caso cristiano que se confabula en su contra y que solo aceptará su sumisión y acatamiento para aparentemente levantarle el castigo por pecados que no ha cometido. La coda final es una de las pocas partes que no se corresponden con la realidad, probablemente impuesta por la Warner para que el respetable se fuera tranquilo a casa y no dejara de acudir los domingos a la iglesia de turno.

Rodada en buena parte en escenarios donde ocurrieron los hechos, Hitchcock consigue meternos el miedo en el cuerpo de que lo que estamos viendo puede ocurrirnos a cualquiera y nos enseña con minuciosidad los detalles más grises, sórdidos y prosaicos de una realidad que convive paralela con la nuestra sin que lleguemos a experimentarla a no ser que crucemos por algún motivo esa frontera invisible que separa los dos mundos. Y lo hace desde el punto de vista objetivo del espectador y desde el punto de vista subjetivo del personaje, Y si bien es cierto que el maestro se ve amarrado en su creatividad por ser fiel a la realidad se las ingenia como no podía ser de otra manera para regalarnos, escenas, planos y encuadres magistrales y un documento de la vida cotidiana en Nueva York a ambos lados de esa frontera antes citada. Mención destacada aparte el sobresaliente puntaje musical de Bernard Hermann

La investigación policial y sus métodos dejan mucho que desear, a la postre son el famoso McGuffin para narrar la desesperación y la locura (en el caso de una brillante Vera Miles) en la que todos podemos desembocar a poco que se tuerzan las cosas.

cineziete.wordpress.com
ELZIETE
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