Una vez más se cumple la máxima de que los grandes directores, siempre hacen la misma película. La señas de identidad del director iraní son perfectamente reconocibles en esta entrega española, octava de su filmografía. Venía Fahardi de recoger o mejor dicho de no recoger como protesta por la política migratoria de Trump, su segundo Oscar por "El viajante" (2016), personalmente la que menos me ha convencido de su carrera. Ya buscó en Francia nuevos caminos de producción para sus películas con la sobresaliente "El pasado" (2013), cuyo título bien podría aplicarse también a la película que nos ocupa.

Lo primero que sorprende en esta cinta rodada en español, idioma que desconoce el director, es como este entiende y se mimetiza con la cultura patria, bajando a pie local y de como no manifiesta el más mínimo "acento" foráneo a la hora de reflejar nuestra idiosincrasia alejada de tópicos y clichés, dando de paso una lección de que entre culturas tan alejadas y en apariencia diferentes hay muchos puntos comunes que nos hermanan para lo bueno y lo malo con aquellos que consideramos extranjeros. La primera media hora es un prodigio de ritmo con una edición sobresaliente de Hayedeh Safiyari su montador habitual a excepción de "El pasado". Después como siempre ocurre en los guiones de Fahardi un hecho luctuoso viene a resquebrajar las apariencias y las grietas rezuman lo que el tiempo venía acumulando en el alma de sus personajes, generalmente centrado en las relaciones de pareja. El componente de thriller sirve habitualmente como entramado, como excusa en realidad para la confrontación de los personajes, para que aflore aquello que llevaba tanto tiempo reprimido. Por eso el desenlace de ese entramado acaba por diluirse sin mayor importancia que la de haber cumplido su función. Es cierto que el director bucea peligrosamente en las aguas siempre turbias del melodrama del que es rescatado por la impecable interpretación de todos sus actores, que contienen sus egos y sus "excesos" y dotan de veracidad a los sentimientos de sus personajes. Apabulla el elenco principal en el que "todos lo saben" están entregados a un director que admiran.

La producción española no tiene tacha con una estupenda fotografía de Alcaine . Fahardi ha dejado su huella en nuestro cine, si no con su mejor película, con un espíritu cinematográfico que ha sido entendido y correspondido por nuestros profesionales. Que se repita.

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