Como ya se ha escrito esta es la película menos indi y más comercial de la dupla Dayton / Faris, pero aún así mantiene las señas de identidad de esta pareja de directores que se manejan a la perfección en un tipo de comedia que al mismo tiempo que nos divierte procura ir un poco más allá. Este es su tercer trabajo después de la multipremiada "Pequeña Miss Sunshine" (2006) y la interesante "Ruby Sparks" (2012). Seis años de media para cada proyecto. Aquí les ha salido una cosa intermedia entre los dos anteriores que se deja ver con agrado y que abarca pero no aprieta un abanico de temas y géneros (comedia, drama, feminismo, derechos LGTB, deporte...). Tiene la virtud de que en cada uno de ellos deja un poso aunque sea leve para el disfrute, la denuncia y la reflexión, con notables composiciones de Stone y Carell en los roles principales y calidad en los secundarios como Andrea Riseborouhg o Alan Cummings que roban escena en sus minutos.

Basada en el libro de la propia tenista Billie Jean King sobre el que ya se hizo una propuesta televisiva en el 2001 con Holly Hunter y Ron Silver como protagonistas dirigida por Jane Anderson, narra el desafío social y el encuentro de tenis entre la número uno del tenis femenino del momento (año 73) y el ex número uno masculino de los años cuarenta Bobby Riggs y que como no podía ser de otra manera en los USA  acabó siendo un espectáculo mediático que unos y otros aprovecharon para sus propios intereses. En el caso de la tenista cedió al númerito de circo (dicho sea con todos los respetos para el circo) en condiciones deportivas ventajosas (edad y forma del contrincante, reglas del juego) y a la postre humillantes, sabiendo que el resultado acabaría por compensar dando un fuerte impulso de visibilidad a la discriminación general y salarial en particular de la mujer no solo en el deporte. Billie consiguió sus objetivos y un reconocimiento social mucho mayor que en lo deportivo.

Es en los aspectos personales de la vida de ambos contendientes donde el drama juega sus mejores bazas, sobre todo en la relación lésbica de Billie con su secretaria convertida aquí en peluquera ocasional y la reacción del marido de la tenista. Los directores consiguen en breves pinceladas poner sobre la mesa los prejuicios sociales de la época y adelantar los tiempos de respeto y aceptación sobre la libertad sexual que se avecinaban. Eso no quita para que en la realidad la relación de la tenista con su amante acabará poco después como el rosario de la aurora cosa que no interesa decir en "el que fue de..." en los créditos finales. En cualquier caso la producción y ambientación es impecable y "La batalla de los sexos" a la par que entretiene acerca con su factura comercial temas importantes al gran público.

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