Probablemente la mejor comedia romántica del 2017 amén de hacerse un hueco en la historia de un género muy, muy sobado y explotado hasta decir basta, pero que cuando funciona como es el caso nos atrapa y es tan digno como el que más. En estas circunstancias tiene más merito del que parece haberlo conseguido. Indudablemente es el mimado guión de Emily V. Gordon y Kumail Nanjiani inspirado en su propia historia real con los aderezos de ficción correspondientes la base de su éxito.

Produce Judd Apatow, un señor que se ha hecho dueño y señor de un tipo de comedia gamberra, cuyos recursos, generalmente zafios para hacernos reír no son santo de mi devoción por mucho que triunfen en taquilla. Supongo que cumplida la cincuentena algo ha madurado y ha tenido el acierto por apostar por esta historia que en parte le reconcilia con el género.

Kumail Nanjiani asume la mayor parte del peso cómico y dramático del asunto interpretándose a si mismo en una composición notable, mesurada y emotiva, bien secundada por la carismática Zoe Valdés en el papel de la que hoy es su mujer y co-guionista de la cinta. Acertada mezcla de drama y comedia, de aires realistas, buenos gags y diálogos que nos lleva en volandas por una historia de amor y tradiciones, de familias y búsquedas de identidades en un mundo global que aún se empecina en evitar mezclarse sin pudor tomando lo mejor de cada uno de sus bagajes culturales. No puede evitar el director, actor y guionista fajado en la televisión Michael Showalter caer en algunos clichés del género que los giros del guión sortean con habilidad. El elenco que componen los compañeros monologuistas y las familias de la pareja en donde aparece una Holly Hunter algo desdibujada, cumple con sus roles al servicio de una historia de amor capaz de remontar corrientes y adversidades desde el respeto al otro dejando que el destino haga florecer aquello que se ha plantado con honestidad. Recomendable.

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