Si algo no se le puede negar a Oliver Stone es experiencia. Oliver Stone invariablemente ha sido un director que ha evadido los convencionalismos del cine de Hollywood. Honro el trabajo de Stone, aunque lo que realmente destaca en “Salvajes” es su reparto, en el cual todos están a un gran nivel. (Benicio Del Toro) el que mejor sabe jugar con la absoluta amoralidad de su personaje; (Salma Hayek) bastante convincente como señora de la droga; (John Travolta) se contagia al espectador, ya que el interés sube varios puntos cada vez que aparece en pantalla.
En definitiva, “Salvajes”, es un gran entretenimiento; una buena película en la que el tiempo pasa volando.
Es una zambullida en el mundo del narco mejicano y la corrupción ameriacan, con toda la brutalidad que el tema requiere, pero también con cierta ironía.
En Laguna Beach (California), Ben (Aaron Johnson) un cerebrito de la botánica y Chon (Taylor Kitsch) un veterano de Afganistán, comparten novia (Blake Lively), una niña pija que ama, en el sentido más amplio y carnal de la palabra, y comparte a los dos.
Si “Ben y Chon” han llegado a ser lo que son, es por la excelente calidad de su maría (fruto de la total dedicación de Ben) y no por su violencia. El tráfico mexicano entra en sus vidas para coaccionarlos, y se ven lanzados a un mar de terror donde tendrán que chantajear, matar y secuestrar para salir de él. Vemos como pasan de llevar una vida pacífica sin molestar a nadie a ser forzados y olvidar sus principios; obligándose a revivir al salvaje que todos llevamos dentro para sobrevivir.